lunes, 23 de junio de 2014

¡SUBE Y CÓGELO! (no hace falta reptar)


No parece muy cierto que él siguiera sus propias máximas pero Albert Einstein dijo una vez: "intenta no volverte un hombre de éxito, sino un hombre de valor."

Quizás se refería a ese hombre de éxito que sólo consiguió alzarse sobre el podio con su juego sucio, aposentando sus garras en las cabezas de aquellos que le rodeaban, -algunos de ellos hombres de valor-, aupándose sobre ellos, hundiéndolos a la vez para hacer parecer que él estaba aun más arriba.

Sin embargo, en el polo opuesto, está el hombre de valor. Ese que puede ascender sin reptar. Ese que es capaz de invitar a subir a sus propios rivales al mismísimo podio con él a compartir su momento de gloria. Su triunfo está ahí para disfrutarlo sin necesidad ninguna de rebozar a los demás por el barro.

Ya lo decían los chinos, exitosos en proverbios: El buen general sabe vencer, pero también sabe no abusar de su victoria...

16 de marzo de 1934. Ambassador hotel de Los Ángeles (EEUU). Con gran pompa y lujo se celebraba la ceremonia de entrega de la sexta edición de los premios Oscar de cinematografía, entonces aún un novedoso, -aunque ya muy prestigioso-, certamen.

Uno de los galardones de más relevancia era, obviamente, el de mejor director. Iba a hacer entrega de dicho premio el entonces famoso humorista, y personaje mejor pagado del Hollywood del momento, Will Rogers. De forma algo irreflexiva abrió el sobre y profirió, en lugar de la actual "and the oscar goes to..." la desafortunada siguiente frase: "Sube y cógelo Frank".

El nominado Frank Capra, muy ufano y orgulloso, se alzó de su silla y se dirigió raudo al estrado pero, antes de que pudiera darse cuenta, se encontró en el escenario observando cómo otro nominado, y también Frank, -Frank Lloyd-, estaba recibiendo ya en sus manos la estatuilla como mejor director de ese año por su película Cavalcade (Cabalgata). El bochorno de todos en ese momento fue sobresaliente y sólo la rapidez de reacción del galardonado director Frank Lloyd pudo paliar un poco la estresante situación, pues rápidamente invitó al tercer nominado, George Cukor, a reunirse también con ellos en el escenario y diluyó un poco la tensión del ambiente.

Años después Capra confesaría en su autobiografía que su camino de vuelta hasta su mesa le había resultado el más largo, humillante y triste de su vida.

 "Todos los comensales de mi mesa estaban llorando".
Sin embargo, y por dar un final feliz a la historia, relataré que, en el certamen de los Oscar del año siguiente, el genial Capra experimentó un espectacular triunfo con la película Sucedió una noche (It Happened one night) atesorando con ella, por primera vez en la historia de los Oscar, cinco premios: mejor película, mejor director, mejor actor - Clark Gable -, mejor actriz -Claudette Colbert- y mejor guión adaptado. Pleno de cinco que no se volvería a repetir hasta 40 años después con la película Alguien voló sobre el nido del cuco.

P.S. Frank Capra fue considerado el rey de la comedia americana, su importancia en la industria y su popularidad fue tal que consiguió ser el primero en lograr ver su nombre impreso por encima del mismísimo título de la película; relevante hecho éste que él mismo eligió como título de su exitosa autobiografía "The name above the title".


¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"El éxito se obtiene tras administrar bien los fracasos"
Anónimo

"El más excelso conquistador es el que vence al enemigo sin descargar ningún golpe".
Proverbio Chino

lunes, 16 de junio de 2014

MARÍA, CALLA ...



Siembre vientos, que recogerá tempestades... Y si no ¿qué espera?¿qué la vida le ponga siempre, y sin pagar peaje, un oportuno paracaídas?  Mejor no confiar en la suerte y cuidarse un poquito a uno mismo sin meterse en pastosos fangos cuando uno no lleva unas buenas katiuscas, que si se mete con chanclas luego vienen los llantos y el crujir de dientes y acaba todo terminando en una tragedia griega...

El que con niños se acuesta, se suele levantar empapadito....

Europa, 1959. La cantante Ana María Cecilia Sofia Kalogeropoulou comenzaba en Madrid su gira de conciertos. Mujer desgraciada en los afectos desde su llegada al mundo en un hospital de Nueva York en 1923, su propia madre había rechazado tomarla en sus brazos para consolar su primer llanto de recién venida al mundo con el pretexto de estar decepcionada por no tratarse de un hijo varón.

Toda su vida, hasta su muerte en 1977 contando ella 53 años de edad, fue una infructuosa búsqueda del amor. Infructuosa a pesar de haberse marcado un muy abierto abanico de posibilidades para ello. Su único marido, con el que contrajo matrimonio siendo ella muy joven, era millonario y 30 años mayor que ella (de él, años mas tarde, dijo haberle aceptado como padre). Maria Callas, que ese era el nombre artístico que había adoptado, llenó su vida de amantes, la mayoría de ellos hombres declaradamente homosexuales, los más relevantes de entre ellos, Luchino Visconti y Pier Paolo Passolini.

En el año 59, siendo ella ya una diva del bel canto, encontrándose en plena gira, se reencontró con un magnate griego de nombre Aristoteles Onassis a quien había conocido en una fiesta. Éste se empeñó en tener una aventura con la soprano y, con ocasión de un festejo "a todo trapo" organizado por él y su esposa Athina Livanos en su yate Cristina, -a la que estaban invitados personas relevantes como el matrimonio Churchill y el propietario del imperio automovilístico Fiat, Giovanni Agnielli y esposa, entre otros-, aprovechó para convidar a Maria Callas y marido.

La fiesta resultó ser, según relatan, una verdadera bacanal donde los invitados paseaban por cubierta como Dios les trajo al mundo. Y la Callas acabó, sin importarle nada ni nadie y como era previsible, en el camarote del anfitrión.

La esposa de Onassis tuvo la desagradable confirmación de la situación cuando se le ocurrió hacer un visita rutinaria a su camarote, mientras que al marido de la soprano le fueron ratificadas sus sospechas, ya una vez en tierra, reuniéndose con él la nueva pareja para comunicárselo. El entonces aun consorte de la cantante preguntó, escéptico, qué podría aportarle a María un hombre como él aparte de dinero, y halló la respuesta con la imagen que le propinó Onassis bajándose groseramente los pantalones y enseñándole los atributos que portaba debajo.

Ahí comenzó su tortuosa historia de ¿amor? Onassis la atormentó con un trato poco respetuoso y compartiendo su tiempo con otras múltiples amantes, sin llegar jamás ni a dejarla ni a proponerle matrimonio. Y dándole, finalmente, con la puerta en las narices cuando vió anunciado en la prensa que su Ari se casaba con la viuda del presidente Kennedy, Jackie.

Pero esa es una nueva historia que quizá relataré algún día...

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"No ser amado es una simple desventura: 
La verdadera desgracia es no saber amar".
Albert Camús

lunes, 9 de junio de 2014

RINCONETE Y CORTADILLO


¿Los conocen ustedes? Su colega de enfrente en la oficina es Rinconete y usted, -sí usted-, es Cortadillo. Y no Cortadillo porque sea usted más bien tímido, no. CASI todos los trabajadores españoles por cuenta ajena, gozan de un almacén de material de papelería del que se surten para uso doméstico propio, de sus padres y de sus hijos (y algunos abuelitos), que parece no acabarse nunca y que, además, les resulta gratis: su oficina.

Y si no lo considera así, cuente el número de bolígrafos, carpetas y carpetillas, post-it, clips, grapas, libretas, que ha comprado en los últimos cinco años, -y no cuentan los clips de mariquitas que compró usted para su sobrina en alguna tienda china, noruega o sueca-.

Más allá de estos aparentemente veniales pequeños hurtos, está el excedido que distrajo para su vivienda un rollo de papel de los excusados de su empresa, con la excusita de haber encontrado la textura excelente y no conseguir localizarlo en su supermercado habitual.

¿Parece estar en el límite de la mangancia laboral, no? Pues no, hay algunos que han conseguido gratis en la oficina algún beneficio "extrasalarial" de bastante más enjundia...


Nueva York (NY), albores del siglo XX. Enrico Caruso, tenor italiano más famoso del siglo -al menos a decir de expertos como Toscanini-, ostentó el honor de ser el primer tenor del Metropolitan Opera de Nueva York durante diecisiete años de grandes éxitos y esplendor. En su corta carrera musical, -falleció a los 48 años de una infección de pulmón-, fue pionero en las grabaciones sonoras de voz, haciéndose millonario con la ventas de sus discos.
Figura archiconocida en el panorama mundial, y más en la ciudad de Nueva York donde residía largas temporadas, en cierta ocasión se personó en una sucursal bancaria de la metrópoli a realizar algunas gestiones de rutina. El empleado del banco le solicitó, para poder cerrar la operación tal como marcan los protocolos de seguridad, que mostrase algún documento identificativo de la firma y los datos personales. Sin embargo Caruso, quien no portaba en ese momento ninguno con él, manifestó al oficinista que alguien como él no necesitaba un documento de identidad, al ser sabido por todos que se trataba del celebérrimo tenor.
El bancario, estricto, se mantuvo inamovible en la exigencia de algo que le identificase indubitadamente.
-" ¿Qué puedo hacer?" - preguntó Caruso
 - "Pues... ¡cante!" - respondió el bancario.
Enrico entonó entonces, a pleno pulmón, el aria de Tosca "Recondita armonía" poniendo los pelos de punta a todos los allí presentes con su potente y bella voz, su riqueza de tonos y su superlativa técnica. Inmediatamente después validaron la operación, dándole por identificado y el gran Caruso se marchó de la oficina bancaria.
El director de la oficina llamó a capítulo al empleado, inquiriéndole si no tenia clara desde el principio la evidencia de que se trataba del famoso tenor; el oficinista respondió:

 -"Por supuesto que lo tenía claro, pero no podía dejar pasar la oportunidad y el privilegio de oír cantar al mismísimo Enrico Caruso en directo y para mi".

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Me gusta y me fascina el trabajo. 
Podría estar sentado horas y horas mirando a otros cómo trabajan".
Jerome Klapka Jerome (1858-1927) Humorista inglés

"No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien".
René Descartes

lunes, 2 de junio de 2014

 LO QUE LA VERDAD NO ESCONDE



Dijo el enciclopedista francés Denis Diderot que engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga. Y a veces bebemos gota a gota incluso la verdad más dulce. Pero ¿por qué? Probablemente porque somos esencialmente desconfiados de aquello que nos descoloca. El mayor sinvergüenza envuelto en papel de seda nos parece un infante de España, mientras que un santo varón en harapos y sandalias de cuero ha de hacer milagros para que nos dignemos a dirigirle la palabra.

Señores, es así de triste: la honestidad y la verdad, hoy en día, no venden...


Barcelona, finales del siglo XIX. Un grupo de intelectuales liderados por  Ramón Casas, Joaquín Mir, Miquel Utrillo y el mismísimo Santiago Rusiñol , inspirado y formidable pintor y razonable escritor, se reunían habitualmente en el café neogótico, situado en la calle Montsió, Els quatre gats, los cuatro gatos,  para conversar y departir sobre lo divino y sobre lo humano. Tenían por sana costumbre elaborar simpáticas y jocosas bromas, que después llevaban a la práctica para evidenciar experimentalmente las conclusiones a las que, sobre el género humano, llegaban después de largas jornadas de debate y discusión.

En cierta ocasión, después de una larga polémica acerca  de la poca aceptación que tiene la verdad cuando es abierta y sinceramente expuesta, Santiago Rusiñol decidió llevar a cabo, inspirado por un conocido refrán, uno de sus experimentos.

Instaló en una transitada calle un puestecillo en el que expuso una buena cantidad de relucientes duros de plata de la época y, sin más, comenzó a pregonar a los viandantes:
-"¡Duros a cuatro pesetas!" ...

Insistió en tan buena oferta para los compradores durante unas cuantas horas pero, como él esperaba y a pesar del gran chollo que el trato hubiera supuesto para los adquirentes, Rusiñol no  vendió ¡ni un solo duro!

De esta forma, demostró a sus colegas de tertulia que los españoles somos un pueblo que desconfía especialmente de la verdad, cuando es expuesta de manera clara y limpiamente.

* Nota para los lectores de otras nacionalidades y para los españoles más jovencitos: el duro fue una moneda equivalente a cinco pesetas, de curso legal en España durante muchos años..

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a mí me han engañado las dos".
Antonio Porchia

"Una verdad a medias es una mentira completa".
Proverbio Judío
"De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientas".
Jules Renard