lunes, 16 de marzo de 2015

POR LA BOCA MUERE EL PEZ... Emoji


Como dice el proverbio árabe "si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas". Y es que muchos deberían aprovechar algunas oportunidades para callar y dejar que la imaginación del interlocutor, y del resto del público, continúe engañada por una cara bonita o por un gesto dulce y no averigüe, o se cerciore, con gran tristeza, de que un lindo continente no  siempre se corresponde con un bello contenido.

Por la boca muere el pez....

Los Ángeles (California, Estados Unidos), 1927. La actriz Norma Talmadge, a pesar de su difícil infancia y de las dificultades económicas que había tenido que superar su familia, era ya una gran estrella de Hollywood. 

En su niñez, Norma, su madre, -Peg-, y sus hermanas, -Natalie y Constance-, fueron  abandonadas por Fred, -su padre-, un mismísimo día de Navidad. Pasados unos años, las niñas resultaron ser muy agraciadas y su madre, que llegaría a ser pionera en el papel de "madre de la artista"  canalizó las carreras de sus hijas adolescentes hacía las profesiones de modelo o actriz de vodevil. 
Pronto hicieron buenas relaciones. En 1909 se introdujeron como actrices en la pujante industria del cine de Hollywood y el éxito les llegó en pocos años, llegando Norma al punto álgido de su carrera cinematográfica alrededor del año 27. Ese mismo año, se inauguraba en el 6925 de Hollywood boulevard el mundialmente famoso Grauman's Chinese Theatre, -Teatro Chino de Hollywood-, (la apertura se realizó el 18 de mayo con la proyección de la película de Cecil B. DeMille "Rey de reyes").

Por aquellos días, operarios de la construcción adecentaban el exterior del edificio  del teatro y las aceras adyacentes, para lo cual echaron una gran lechada de cemento. La actriz Norman Talmadge, que a su vez era esposa de uno de los copropietarios (Howard Schenck), caminaba por el lugar cuando, accidentalmente, introdujo su pie en una gran baldosa de cemento aún fresco. Inmediatamente, para evitar caer de bruces, apoyó las palmas de sus manos abiertas en el suelo, dejando estampados pies y manos en el suelo del acceso de la entrada del teatro. Y, sin planearlo, su "metedura de pie" sentó precedente pues, a partir de entonces, se cuentan por más de dos centenas los artistas que han sido homenajeados imprimiendo huellas de pies y manos o de objetos y atributos más característicos del personaje: Harold Lloyd sus gafas, Groucho Marx su puro, Bob Hope su nariz, los actores de Harry Potter sus varitas mágicas...

A propósito de Norma, se preguntaran por qué, siendo una actriz en su día tan famosa, probablemente CASI ninguno de ustedes había oído mencionarla. La respuesta está en su voz. Y es que, como decía más arriba, hay quien resulta más estético permaneciendo callado y cuando abre la boca....

A finales de la década de los 20, el cine mudo comenzó su rápido ocaso y sólo se producían ya películas sonoras. Y con todo lo "mona" que resultaba la imagen de Norma, poseía, en cambio, una voz desagradable para los cánones de la época y el lugar. Por ello, en 1930 filmaría su última película.

 Divorciada de su marido, un segundo esposo le consiguió trabajo en la radio donde, evidentemente, fracasó también. En el trabajo y en el matrimonio, que también fue a pique.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Si lo que vas a decir no es mas bello que el silencio, no lo digas".
Proverbio árabe

"Nada revela tan fiablemente el carácter de una persona como su voz"
Benjamin Disraeli

lunes, 2 de marzo de 2015



BALDOMERA; ASESORA FINANCIERA

Dicen que dice un proverbio americano: "Antes de pedir prestado dinero a un amigo, decida cual de las dos cosas necesita más". No sé si en América se aplican el cuento. Desde luego, por estos pagos todos conocemos una raza autóctona, -la genuina y castiza raza del amigo gorrón-, que o no conoce la máxima o la considera una mínima.

CASI todos habrán gozado de la interesante (e interesada) compañía del amigo (casi siempre es realmente un conocido) gorrón que siempre se las ingenia para trasladar del billetero de usted al de él alguna que otra lechuguita con la excusa más peregrina y después le ataca la amnesia. Habrían de comer buenas dosis de rabitos de pasas porque siempre olvidan su deuda. Lástima.

Pero créanme cuando les digo la rapiña puede ser peor si da usted con uno de aquellos que, no sólo no olvidan la deuda, sino que se empeñan en devolverla. Y con jugosos intereses. Si se topa con alguno de éstos agarre fuerte la cartera...

Madrid, década de los 70 del siglo XIX. Baldomera Larra Wetoret era una sencilla esposa y abnegada madre de familia cercana a cumplir los cuarenta (que en aquellos tiempos no eran como los de ahora). Su vida hasta entonces, aunque con altibajos, no podía ser  descrita como un camino de rosas. Su padre, el insigne escritor Mariano José de Larra, se había suicidado cuando ella contaba sólo cuatro años, dejando viuda y tres hijos en una situación social de mucho "don" y económica con escaso "din".

Su madre había conseguido, con el favor de la reina, que sus hijas casaran bien. Baldomera con Carlos de Montemayor, médico de la propia Casa Real, que para las fechas sobre las que estoy narrando había marchado a Cuba a por tabaco y había olvidado regresar, dejando a Baldomera con sus hijos y sin "posibles", debiendo financiarse acudiendo a prestamistas que le exprimían el higadillo a intereses.

Y debe ser que el talento se hereda, aunque sea mutando de forma, pero a Baldomera, hija menor de Don Mariano José de Larra, para ganarse la vida en estas horas de vacas famélicas no se le ocurrió ponerse a escribir sino dedicarse a los negocios financieros: comenzó a tomar prestado dinero a diestro y siniestro, garantizando al que lo prestaba que, en un mes, le devolvería el doble. Y halló fácilmente la manera de cumplir tan gravosa obligación pagando a los primeros con el dinero que iba obteniendo a préstamo de sucesivos pardillos que acudían como moscas "al quiosco" de Baldomera, al olor de tan sustancioso interés, que en las primeras fases del negocio Baldomera cumplía religiosamente.

El negocio creció como la espuma y los clientes, llegados de Madrid y provincias limítrofes, hacían cola para efectuar sus imposiciones a las puertas del despacho de Baldomera, que comenzó ubicándose en un principio en zona más humilde (calle de la Greda - hoy calle de los Madrazo) para acabar ubicándose en zona entonces muy cotizada en la Plaza de la Paja.

Cuando se preguntaba a Baldomera por las garantías de su caja de imposiciones para caso de quiebra, ella respondía inmutable:
 - " ¿Garantía? sólo una: el viaducto".

Y lo que había de llegar, llegó: corría el mes de diciembre de 1876 cuando las murmuraciones sobre una posible falta de solvencia del negocio de Baldomera corrían ya de boca en boca por la Villa y Corte. Y ella no fue para el viaducto, sino que se esfumó una noche desde su palco en el Teatro la Zarzuela, cuando apagaron la luz y comenzó la función, con todo el dinero que consiguió acarrear. 

Dos años después, localizada en Francia, fue detenida, extraditada y juzgada en España. En su defensa esgrimió que la culpa de su fracaso la había tenido la mala publicidad que le había hecho la prensa. Con todo, el juez la condenó a seis años de cárcel de los que sólo cumplió una pequeña parte. ¿Por qué? Por discriminación positiva. No hay mal que por bien no venga y por aquel entonces una mujer casada no podía contraer obligación ninguna sin autorización de su marido y Baldomera no la había tenido cuando suscribió sus contratos de préstamo. Ella, enferma y en la cárcel, desistió de recurrir la sentencia, pero el letrado de uno de sus asistentes presentó recurso en su nombre, recurso que fue resuelto por sentencia del Tribunal Supremo que, aceptando los argumentos de su falta de capacidad para negociar, tuvo que absolverla, a pesar de considerar que los actos de Baldomera habían sido de "....trascendente inmoralidad, pero no sujetos a la acción de los Tribunales".

Baldomera salió libre. El resto de su vida se confunde entre el rumor y la leyenda.

Sin embargo, con esos escasos años de dudosa fama, se alzó con el cutre título de ser la inventora de la peligrosa estafa piramidal y gurú de tantos otros que, con las mismas artimañas, vinieron años después.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA! 

"La intención de no engañar nunca nos expone a ser engañados muchas veces",
François de La Rochefoucauld

"Cuando se dice que el dinero no hace la felicidad, se alude, evidentemente, al de los demás".
Sacha Guitry

"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. 
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo"
Abraham Lincoln