"TAJ MAHAL" PARA UNA MOSCA 

A grandes males....¡grandes remedios!

Se enuncia y parece fácil pero, ante problemas aparentemente irresolubles o trances irremediables, suelen brotar muy opuestas reacciones y conductas: 

 "Mientras unos se echan a llorar. ..otros ponen una fábrica de pañuelos". 

Y es que en esta vida, si se pone fuerza e intención, si se añade un poco de iniciativa y se adopta una actitud activa (eso que ahora llaman proactividad), quizá se pierda algo en la batalla pero todo acaba teniendo remedio. Salvo, claro está, la muerte. Y, si se es listo e imaginativo, incluso la muerte, en ocasiones, puede llegar a resultar una magnifica solución...

Antigua Roma. Siglo I.a. de C. El famoso poeta Virgilio, autor de la célebre epopeya latina "La Enéida", se hallaba inmerso en la organización de unas fastuosas exequias que se celebrarían en su mansión de Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma). 

Para tan imponentes honras fúnebres, a las que acudirían decenas, es más, cientos de invitados, -incluso el poderoso y acaudalado Mecenas, su protector, estuvo presente en los fastos necrológicos-, Virgilio no reparó en gastos: 800.000 sestercios romanos de la época, -equivalentes a 120.000 euros de hoy-, para la contratación de: 50 músicos que acompañarían con mustias melodías, prestigiosos vates que recitarían tristes y evocadores poemas, decenas de plañideras que llorarían y sollozarían por tan apreciadísima difunta; los más preciados vinos y los manjares mas delicados y deliciosos y, por supuesto, el más suntuoso mausoleo, digno de la más etérea compañera. Virgilio estaba desolado: su mosca había fallecido.

Como a cualquiera de nosotros hubiera acontecido, sus familiares, amigos, convecinos y allegados no se explicaban tan tremendo derroche ni tamaño despilfarro por tan pequeño e insignificante insecto que Virgilio, desconsolado, velaba y veneraba como a su ser mas querido. Por ello, a pesar de considerarle una mente priviliegiada y un personaje de gran solvencia intelectual y capacidad de raciocinio, llegaron a temer seriamente la posibilidad de que Virgilio hubiera devenido súbitamente loco, demente o majareta.

Pero no era así. Todo tiene una explicación: esta muerte tuvo un precio, y el precio una buena contraprestación. 

Por aquel entonces ya existían los chivatazos, radio macuto, garganta profunda y los wikileaks. Y Virgilio, con más contactos que el hijo político de un monarca, había recibido la información confidencial, solo para sus ojos, de que el Gobierno del Segundo Triunvirato de la República promulgaría, inminentemente, un Decreto expropiatorio de las tierras de los latifundistas para atribuir su propiedad a soldados retirados.

Una única excepción a la ley: Quedarían excluidos de la expropiación aquellos terrenos considerados sagrados por existir en ellos tumbas o enterramientos.

Así sacrificó Virgilio su mosca, pero salvó su latifundio ... ¡y esto no es un infundio!

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Vosotras las familiares, inevitables, golosas, vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas".
Antonio Machado 

 "Audentes Fortuna Iuvat." 
(La fortuna favorece a los osados)

Virgilio