lunes, 13 de octubre de 2014

BEAU-NITO

¿Cual es la esencia de la elegancia?
 Quizá como el cariño verdadero: ni se compra ni se vende. Tal vez como unos jazmines en el ojal: indiferentes a si se estilan o no y a, pesar de su sencillez, siempre despertando admiración. Una cuestión de actitud. Así entona Sting...
Modesty, propriety, can lead to notoriety
You could end up as the only one
Gentleness, sobriety are rare in this society
At night a candle's brighter than the sun
(Englishman in New York)
La modestia, la corrección, pueden llevar a la notoriedad / Podrías terminar siendo el no va más/ La gentileza, la sobriedad son escasas en esta sociedad/ De noche una vela brilla más que el sol 
(Un inglés en Nueva York)

En estas cuestiones, algunos británicos, .... 
Londres (Gran Bretaña), postrera década del siglo XVIII y primeras del XIX. George Bryan Brummell, nieto de un tendero de la parroquia de Saint James e hijo del secretario de un noble después venido a más -a mucho más-, fue enviado, con doce años,  al ilustre colegio Eton donde fue resultando una figura cada vez más popular y donde conoció al que llegaría a ser rey Jorge IV. Desde su más tierna infancia George mostró un interés más que normal por la moda, especialmente en lo que a su personal emperifollamiento diario respectaba.

Años después estudió en Oxford, donde afiló su ingenio y su lengua y donde comenzó a forjarse el germen de la futura celebrity que, con el tiempo, llegaría a ser . 

Regresó a Londres y, con la inestimable ayuda de la engrosada herencia de su padre percibida a los 21 años, comenzó, con el apoyo del entonces Príncipe de Gales, esa peculiar trayectoria que le llevaría a la fama: la del dandy más famosos de todos los tiempos - con permiso de Arturo (Fernández)-. Por supuesto, nunca trabajó pues ser dandy constituía una ocupación a tiempo completo. 

Nobles, hombres acaudalados y las mas bellas mujeres, todos sucumbían ante sus arbitrajes de moda. Sólo era elegante aquello que él así lo estimaba y vergonzante podía ser la situación de aquel que tuviera la desgracia de vestir indumentaria que ofendiera su buen gusto.  Rompió la establecida costumbre de la aristocracia masculina de la época de vestir con pomposas pelucas, voluminosos y abullonados pololos y tacones altos.
Su estilo de vida se resumía en una curiosa dicotomía:

  •  por un lado, su máxima de distinción y elegancia indumentaria era la sobriedad, la sencillez y la discreción como norma -conspicuously unconspicuous- (no en vano puso de moda trajes de pantalón largo, de cortes simples, buena fabrica y confección, acompañados de perfectas camisas blancas y corbatas de nudo impecable, indumentaria que ha llegado a nuestros días, considerándose por ello el creador del traje de hombre tal como hoy lo conocemos);
  •  Por otro lado, sin embargo, pasaba cinco horas diarias empeñado en la tarea de vestirse y acicalarse impecablemente. Tal era el espectáculo que al mismo asistían, habitualmente, otros desfaenado como él, entre ellos su allegado, el Príncipe de Gales, Prinny para los amigos. Por relatar algún detalle contaré que el punto álgido de la ceremonia lo constituía el momento de anudarse la corbata. Si a la primera el nudo no resultaba de todo angulo perfecto, Beau Brummell (el bello Brummell, pronúnciese Bo Brummell), que así lo llamaban por aquellas alturas, desechaba la corbata sin perdón y retornaba a la tarea con una nueva. Hasta veinte llegó a desechar alguna ardua jornada. Agotado acabaría.

El declive llegó de la mano de la soberbia y del exceso de confianza. Por aquel entonces, desairar al monarca era deporte de alto riesgo y él se arriesgó demasiado. En cierta ocasión Brummell, con mucho descaro, le dijo a su amigo, - ya rey Jorge IV-, que llamase a un lacayo. El rey, probablemente saturado por el compadreo, llamó al lacayo pero para darle las siguientes instrucciones:

-"Acompañe al señor Brummell a la puerta, que se va."

Con su fortuna absolutamente dilapidada en ropa y complementos (se calcula que derrochó más de un millón de libras de la época) -y eso que no existía la compra online-  y caído en desgracia con el Rey, pronto se encontró en la mas absoluta miseria, que durante algunos años, escasos amigos trataron de mitigar. Se trasladó a vivir a Calais (Francia), donde sobrevivía entre sablazos económicos a sus compatriotas y caridad de los sastres. Los acreedores aguardaban a su puerta, por lo que sólo podía salir de su morada con cierta tranquilidad durante la noche. Pasó alguna temporada en la cárcel por deudas. Por esas alturas, Beau había dejado ya de cuidar su escaparate y se mostraba con aspecto abandonado. Finalmente murió, ya demente, en el asilo de caridad pública Bon Saveur en Caen.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!


"Si alguien se vuelve para mirar tu traje, es que no va bien vestido, o vas demasiado rígido, o demasiado apretado o demasiado a la moda"

Beau Brummell

"Tener éxito con las mujeres es fácil: trato a las verduleras como duquesas y a las duquesas como verduleras, y me va tan ricamente".
Beau Brummell

7 comentarios:

  1. ¡Casilda es elegante!
    Feliz semana

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  2. El hábito no hace al monje, o si??

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  3. No existía la compra online.... ni el Primark!!!

    Larga vida y prosperidad.

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  4. Las apariencias engañan-Feliz semana

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  5. Tú sí que eres elegante, un placer leerte, feliz semana a ti también!!
    http://universovarietes.blogspot.com.es/2014/10/viudas-de-espana-de-castano-preysler.html

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  6. ¿Cómo se puede tardar 5 horas en vestirse?
    Creo que no era muy madrugón y se quedaba dormido frente al espejo.... de allí que tardaba tanto (no veo otra explicación lógica)
    Recuerdos africanos

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  7. ...Queridas...el último parrafo me da que pensar...ya sabeis que yo se de buena fe que existe la compra online....ja ja ja

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