lunes, 25 de noviembre de 2013

"MUJER BLANCA, SOLTERA..."

A simple vista podria parecer que los grandes plagios se cuecen y dirimen entre mastodónticas y multimillonarias empresas, en pleitos como Apple vs. Beatles, Inditex vs. Louboutin, Google vs. muchos, y otros litigios gigantes del panorama empresarial internacional. Y, sin embargo, no; no es así. Los peores plagios, como en la película que dá título a la publicación de hoy, se producen día a día, en dosis individuales y en petit comitè.

¿No está usted harto? Sí, harto. Si no es usted muy egocéntrico, siempre hubiera pensado que de su modesto, aunque serrano, cuerpo y de su cacumen nadie podría sacar una musa obsesiva y repetitiva de la cual  copiar con detalle y avidez todo aquello que forma parte de su esencia y complementos: su pelo, su indumentaria, la forma de ponerse el sombrero, el pañuelo, sus planes de fin de semana y vacaciones varias, sus mechas, el nombre de su perro o, peor, el de su propio hijo, y los mas avezados su parte predilecta: copiarle sus proyectos y los productos de su inteligencia.

Pero no se preocupe, no hay motivo de alarma: le podrán copiar los zapatos; podrán intentar imitar su soltura, donaire y simpatía; podrán, incluso, hasta robarle las ideas pero nunca conseguirán quitarle su talento. Eso debió pensar Camille Saint Saëns....

París, segunda mitad del siglo XIX a primer cuarto del siglo XX. El compositor francés Charles Camille Saint Saëns (1835-1921) fué ganándose un merecido prestigio y una dilatada fama como compositor, director de orquesta, virtuoso intérprete pianista y genial organista, estimado crítico musical y profesor. Amigo de muchos y variados grandes músicos de la época, el mismísimo Franz Liszt lo elogió diciendo de él que era el mejor organista del mundo. 

Hombre de grandísimo y polifacético talento intelectual, desde muy niño practicó el estudio de la botánica, la geología, la arqueología, acústica, entomología e, incluso, ciencias ocultas. Matemático excelente, caricaturista, escritor y ferviente viajero, su paso a la historia se ha circunscrito mas bien, CASI en exclusiva a la categoría de compositor famoso, pero de aquellos conocidos sólo por los entendidos. 

Sus más destacadas obras son, probablemente, la ópera Sansón y Dalila  y El carnaval de los animales, cuyo fragmento El Cisne devino pieza muy célebre, ya en su día, al ser incluida por el coreógrafo ruso Michel Fokine, en el famosísimo espectáculo de ballet, debut de Anna Pavlova, La muerte del cisne

Relacionado con esta famosa pieza, sucedió en cierta ocasión  que un joven músico, admirador de la faceta de crítico musical de Saint Saëns, acudió  a éste a fin de que enjuiciase y evaluase la calidad de una de sus recientes obras. La composición resultó ser sólo un tosco plagio, un burdo calco de la pieza "El Cisne"  del  propio Saint Saëns, y el joven músico, bien un plagiador de gran cinismo y desfachatez, o bien un indolente y profundo ignorante.

Finalizada la interpretación de la pieza, el joven, con ganas de plantear varias cuestiones al ducho crítico,  comenzó preguntando:

-"¿Maestro, qué le ha parecido? ¿Como titularía mi composición?"

A lo que Saint Saëns respondió,  poniendo de manifiesto la descarada similitud con su pieza El Cisne pero sin inmutarse:

 -" Sin duda ninguna lo titularía ¡La Oca! "
 
¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

Un escritor original no es aquel que no imita a nadie, sino aquel a quien nadie puede imitar” François-René de Chateaubriand (1768-1848)
No es de dónde sacas las cosas, es a dónde las llevas
 Jean-Luc Godard
Nada de mí es original. Soy la combinación de esfuerzos
de todos aquellos a los que he conocido
Chuck Palahniuk

lunes, 18 de noviembre de 2013

DULCE ESPERA 


¿Sabe usted esperar? ¿Quiere conseguir todo ya, a toda costa y coste? ¿O es capaz de darle tiempo al tiempo para conseguir obtener la fruta en el punto justo de maduración?

Ya lo dice el refranero popular "vísteme despacio que tengo prisa", que corre uno el riesgo de salir de casa con las etiquetas por fuera y un calcetín de cada color, darse cuenta en el ascensor y tener que volver a remediar el desatino. Resultado: ¡quince minutos tarde¡

"La paciencia es la madre de la ciencia."... y quizá del arte porque ¡imaginen que gran quebranto y desperdicio si Van Gogh hubiera perdido la paciencia, al no ver vendido ni uno sólo de sus cuadros, y hubiera dejado la pintura para dedicarse, por ejemplo, a la venta de tulipanes en el mercado de abastos!.

Veinte años estuvo esperando la fiel Penélope, teje de día desteje de noche, mortaja adelante mortaja atrás, pero al final de dos décadas de paciencia, por fin, apareció su Ullises.


Y de niño ¿fue usted impaciente? Nuestras reacciones durante la infancia suelen acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida...

1970 Universidad de Stanford. Palo Alto. (California. Estados Unidos). El psicólogo austriaco afincado en América Walter Mischel y su colega Ebbe B. Ebbesen decidieron estudiar en profundidad la importancia del control de los estímulos y alicientes y de la recompensa retardada a los personas para la consecución de éxitos tanto en el campo social, como emocional y académico.

Para ello, diseñaron un curioso experimento longitudinal, es decir, realizaron pruebas en individuos y controlaron su evolución y conclusiones dilatadas  en el tiempo y a largo plazo.

La prueba, inicial tuvo lugar en la Bing Nursery School de la Universidad de Stanford y se denominó "Experimento del Marshmallow" (sí, esas nubecitas dulces que todos conocemos). Consistió en aislar durante quince minutos a niños de cuatro a seis años individualmente en una sala en la que sólo había una mesa y una silla. Encima de la mesa depositaban una rica nubecita y al niño se le explicaba que, si no se la comía hasta el regreso del cuidador, obtendría como recompensa otro Marshmallow, es decir, dos en total en lugar de uno,

Observados discretamente, algunos de los pequeños se tapaban los ojos, otros tamborileaban con los dedos para no lanzarse sobre el dulce, otros lo acariciaban como si fuera un gatito y otros saltaron como un resorte a comerse de inmediato la golosina..

De todos los niños objeto del análisis, únicamente una tercera parte consiguió esperar para obtener su premio.

El resto del experimento consistió en realizar un seguimiento de los individuos hasta catorce años después de la primera prueba, obteniendo llamativas conclusiones:

Los niños impacientes que se comieron la golosina de inmediato tuvieron en el futuro más problemas psicológicos, su carácter se mostró obcecado e indeciso, poco sociable y con tendencia a la frustración y a la carencia de autoestima.

Sin embargo, los niños pacientes que resistieron hasta la llegada del cuidador para comerse la
chuchería, se revelaron como perseverantes, de ideas y objetivos claros, determinados para afrontar adversidades, de resultados académicos brillantes, resolutivos ante los conflictos y socialmente hábiles.

La conclusión principal del estudio resultó ser la demostración de que aquellos que consiguen dominar su voluntad, aplazando las posibles gratificaciones, tienen mucho más éxito en CASI todos los ámbitos de su vida debido a su perseverancia y su capacidad de mantener una disciplina, rasgos que les facilitan la obtención de sus objetivos y metas y que se revelan como base fundamental para obtener el éxito.

Y usted ¿se hubiera comido el Marshmallow?

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces".
Jean Jacques Rousseau
"El mejor fuego no es el que se enciende rapidamente".
Geroge Elliot
"La paciencia en un momento de enojo evitará cien días de dolor"
Proverbio tibetano
"Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento"
Isaac Newton

*Si tienen paciencia, tres minutos más y quieren deleitarse con las deliciosas reacciones de los niños les recomiendo este vídeo (no hace falta tener el altavoz encendido, si no lo desean; las imágenes hablan por si solas).



lunes, 11 de noviembre de 2013

SCHADENFREUDE

SCHADENFREUDE


Hay sentimientos que, para ser expresados en nuestra propia lengua, son necesarias un mínimo de diez o quince palabras. Sin embargo, otras lenguas, -quizá por el carácter y la idiosincrasia propia de los pueblos que las hablan- , pueden describirlos con precisión con un único término. Yo adoro conocer estas específicas palabras..  

Por ejemplo: existe la envidia, común y traducible a tantas y tantas lenguas; pero hay un concepto que va más allá y la supera con creces, que en nuestro idioma no tiene traducción unívoca. Es ese retorcido y germánico Schadenfreude ¿lo conocen?  

Schadenfreude (pronunciar ˈʃaːdn̩ˌfʀɔɪ̯də) es una morbosa manera de disfrutar de la desgracia ajena. 

No es que quisiera usted llevar el vestido más bonito en una fiesta; es que quiere que a su amiga, que sí lo lleva, se le estallen las costuras y se quede frente a todos en paños menores. Schadenfreude
No es que quisiera usted que le dieran el puesto de ese tipo inteligente y simpático, que es también su jefe en el trabajo; es que quiere que a él le despidan y verlo "desfilar"; y si además usted recoge de ello algún fruto... ¡miel sobre hojuelas! Schadenfreude.

No es que quiera usted adelgazar un par de kilitos; es que disfrutaría viendo  que todas  sus "amigas" engordan diez cada una. Schadenfreude.

De antiguo viene el concepto. Pero ya lo dijo Arthur Schopenhauer: Neid zu fühlen ist menschlich, Schadenfreude zu genießen teuflisch  (Sentir envidia es humano, gozar de la Schadenfreude es perverso).

Dicen los estudiosos de las lenguas que el término Schadenfreude es germánico y exclusivo de esta lengua, pero, ¿a que, mirando a su alrededor, alguno de sus conocidos parece tener algún abuelo del mismísimo Düsseldorf?

En cualquier momento. En cualquier lugar del mundo (siempre y en todas partes hay serpientes y luciérnagas). Relata una antigua y sabia fábula que una fría y escurridiza serpiente comenzó a perseguir a una luminosa luciérnaga. La luciérnaga, ágil, se retiró del camino de la serpiente y huyó lejos pero el ofídio, rápido, no desistió y prosiguió su persecución para intentar atrapar al atracivo coleóptero.
Tres días pasó el insecto de luz huyendo y tres días prosiguió insistente la serpiente su persecución, sin cejar en el empeño de apresarlo. Tras este tiempo la luciérnaga exhausta, que no entendía el motivo de tan férrea persecución por más que cavilaba y cavilaba sobre las posibles causas, se detuvo y plantó cara a su perseguidora:

-"¿Podría hacerte tres preguntas?"
La serpiente, taimada, respondió:
- "No tengo por costumbre conceder este privilegio a mis presas pero, dado que voy a devorarte, ¡pregunta!".
-“¿Pertenezco, acaso, a tu cadena alimenticia?”-  cuestionó nuestra luciérnaga.
“No, no”- contestó la serpiente.
“¿Te he hecho alguna vez algún mal?” - dijo la luciérnaga.
“No, no claro que no”, - volvió a responder la serpiente.
“Entonces, ¿cual es tu motivo para insistir tanto en querer acabar conmigo?”
 “Es que yo me paso el día arrastrándome y tú ... ¡no soporto verte brillar!”

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Si hubiera un solo hombre inmortal sería asesinado por los envidiosos."
Chumy Chúmez (1927-2003) Humorista gráfico y escritor español.
"Cuando la desgracia se asoma a la ventana, los amigos no se acercan a mirar"
Proverbio Alemán

"No ser amados es una simple desventura; la verdadera desgracia es no amar."
Albert Camús

domingo, 3 de noviembre de 2013

CASI EN EL CASINO


Ni calvo ni con tres pelucas. Ni es ecuánime pensar que la hierba es siempre más verde en el campo de vecino, ni tampoco es sensato divisar sin ayuda de lupa la más diminuta paja en ojo ajeno, cuando nosotros llevamos una viga en el nuestro que no nos deja ni pestañear.

A veces aplicamos la ley del embudo o perdemos la perspectiva y juzgamos con excesiva severidad comportamientos ajenos que no son más que el espejo de los nuestros propios. Sería sano examinarnos antes de hablar, que como canta alguna colombiana "siempre supe que es mejor, cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo...".

Finales S.XX. Marbella. España. El que, -tras infructuosos esfuerzos por sacar adelante estudios de ingeniería agronómica, económicas y derecho-, había llegado a ser un galán del cine y teatro español de los años 60 y 70 , Juan Luis Galiardo, había recuperado su puesto de relevancia dentro del panorama de las tablas y el séptimo arte español.
Después de haber sido uno de los galanes de moda durante dos décadas, trabajado con directores como Saura y habiendo gozado de parejas cinematográficas como la gran Sofia Loren, Galiardo había pasado una temporada en Centroamérica interpretando culebrones de segunda fila y películas de Serie B, en cuyos cástings constaba, para no dañar su buena reputación, con el pintoresco nombre de John Galli. Sin embargo, mediada la década de los 80 había vuelto a establecerse en España y a trabajar en producciones de calidad con los directores patrios de más prestigio.

 Juan Luis seguía manteniendo tanto su inigualable carácter, -mixtura, a la vez, de espontáneo, cariñoso, sensato, sincero, impredecible, explosivo, histriónico, ...-,  como su existencia de vividor un poco trastornado, que siempre le habían caracterizado.

Este perfil le había llevado a la ludopatía pero también, en un arranque de sensatez, a solicitar ante la autoridad competente la denegación de su entrada en los casinos de juego españoles, para evitar con ello los perniciosos resultados de las eventuales tentaciones que le pudieran asaltar y que, de hecho, le asaltaban de vez en cuando.

Cuentan algunos de sus colegas que, en una ocasión en que se hallaba en Marbella, localidad en la que se encontraba por motivos profesionales junto a otros actores españoles, sintió la debilidad de marchar un ratito al CASIno pero, siendo conocedor de la autolimitación de entrada que él mismo se había  impuesto, urdió una treta para burlarla, birlando el DNI a uno de sus compañeros, en concreto a Pepe Sancho, el cual de momento no se dió cuenta de la sustracción.

Personado en el CASIno entregó su "nueva" documentación, tratando de enseñar más bien poco la cara, a la persona que se encontraba controlando los accesos, quien, rápidamente reconoció la verdadera identidad del actor y le dirigió espontáneo estas palabras:

- "Disculpe, caballero usted tiene limitación de acceso a CASInos y no puede pasar,  a la sala de juego",
 A lo que Galiardo contestó insistiendo muy seguro que él podía pasar y que era el actor Pepe Sancho. Entonces el empleado divertido le replicó:
 - "Perdón, usted es el señor Galiardo y tiene prohibida la entrada. Y si dice usted que es el  señor Pepe Sancho se queda en la puerta también, porque él tiene prohibida la entrada por el mismo motivo".

Se cuenta, asímismo, que Juan Luis Galiardo volvió al hotel indignado en busca del dueño del DNI, Pepe Sancho,  y al encontrarlo se le encaró como un basilisco, increpándolo diciendo:

- Pero Pepe, insensato, ¡qué estás haciendo con tu vida!

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

" Juego que tiene revancha, no hay que tenerle miedo".
Refrán


"La vida es un juego del que nadie puede retirarse, llevándose las ganancias".
André Maurois


"La vida es un juego de probabilidades terribles;si fuera una apuesta no intervendría en ella".
Tom Stoppard