lunes, 23 de diciembre de 2013

 UN PRESENTE YA PASADO


¡Variopinta Navidad! A algunos gusta; otros, cada uno por sus motivos, la detestan; pero CASI, CASI, todos la celebran. Eso sí, cada uno a su modo.
En Noruega, sacando las escobas a la calle. En Ucrania, decorando los árboles con telarañas. En la República Checa, lanzando las mujeres solteras sus zapatos hacia atrás y estos, según caigan, a modo de Roberto Brasero del amor, les pronostican sus romances para el año entrante. En Venezuela, sacando los patines a la calle para trasportarse sobre ellos a Misa. En Yugoslavia, los niños,  atando (sí, atando) a su madre y la semana siguiente a su padre. En Groenlandia, comiendo la carne cruda de un ave que han tenido durante meses enterrada debajo de una piedra y enrollada con una piel de foca, (dicen que huele a roquefort añejo). En Japón, comiendo pollo del Kentucky Fried Chicken (KFC) - que hace 40 años, los de la multinacional del pollo, hicieron un lío a los nipones haciéndoles creer que su comida servida en cartoncitos con ilustraciones navideñas era el más típico de los manjares de estas fiestas-.
Y en Italia la famosa bruja Befana y el celebérrimo Panetone....
Italia, Belle Époque. Navidad. Siguiendo la costumbre de intercambiar entre familiares y amigos el mencionado Panetone, pan dulce navideño, Giacomo Antonio Domenico Michele Secondo Maria Puccini, más conocido como Giacomo Puccini, archifamoso compositor de óperas como Turandot,  La Bohème o Tosca, dio instrucciones al servicio de realizar el envío de varias unidades a sus allegados.

Al repasar la lista de los envíos, percibió con horror que uno de los presentes navideños había sido remitido a su feroz enemigo y colérico director de orquesta Arturo Toscanini. No queriendo quedar de calzonazos, de aquellos que envían dulces regalitos a sus adversarios por Navidad en plan blandengue, resolvió remitir a su antagonista Toscanini un telegrama urgente aclarando la situación, con el siguiente texto

 "PANETONE ENVIADO POR ERROR. STOP."

Su soberbio enemigo Toscanini, que sin ningún miramiento ni remilgo ya había dado buena cuenta del objeto de discordia, respondió por la misma vía y también con cuatro palabras:
"PANETONE COMIDO POR ERROR. STOP."

¡FELIZ LUNES Y FELIZ NAVIDAD!


"Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; 
no sea que te chamusques a ti mismo".
William Shakespeare
"No hay nadie que no sea peligroso para alguien."
Marquesa de Sévigné

lunes, 16 de diciembre de 2013

DONDE MENOS SE ESPERA ... SALTA LA RANA Emoji



Todos los piratas tienen su mapa del tesoro que, aunque borroso y pintado en un húmedo papel, tiene claramente marcada una gran X: el punto al que deben dirigirse.  Y allí está, el cofre de las delicias, con sus monedas de oro sus diademas de diamantes y sus madejones de perlas.
Por suerte o por desgracia, la mayoría, piratas no somos. Y así andamos, sin mapa y sin la menor idea o sospecha del lugar donde se puede encontrar nuestro tesoro. Te puedes hartar de ir a las mejores fiestas, a las más concurridas cenas, a las reuniones más prometedoras, a los enlaces de amigos y vecinos, pero nada. Todo lleno de sapos y ninguna rana. Y sin embargo un día, mientras compras a escondidas un cd de Camela en una gasolinera de carretera, en mitad de un páramo de la provincia de Ciudad Real, ahí aparece, sin esperarlo: tu rana. Tu tesoro.
Así pues, sigue la máxima de aquella sabía que dice: ¡ve siempre ideal; nunca sabes con quien te vas e encontrar!
Siempre puede haber una joya en mitad del barro y un gran genio en mitad de una clase del parvulario...

Brunswick (Alemania), 1784.  Herr Büttner, maestro de una pequeña y humilde escuela rural, se encontraba  un día fatigado por el barullo que realizaban sus alumnos de siete años en clase. Con el fin de mantenerlos entretenidos, se le ocurrió la treta de encargarles resolver un problema: una tarea mecánica pero pesada y laboriosa que calculaba, por su dificultad, que los mantendría ocupados al menos media hora.
El problema consistía en sumar todos los números del 1 al 100 y levantar la mano cuando tuvieran el resultado total. El profesor enunció la tarea y se sentó relajado a esperar. Pero su descanso duró poco: inmediatamente un alumno levantó la mano. Se trataba del pequeño Carl, un niño muy respetuoso hijo de una de las familias más humildes de la localidad.

-"Dime" - inquirió el maestro mirando al niño.
-"Ya está, Herr Büttner" -respondió el pequeño alumno-. "El resultado es 5.050".

El maestro no daba crédito a lo que oía: la respuesta era del todo correcta y al alumno sólo le había llevado dársela escasamente un minuto.
-"¿Conocías ya el problema y el resultado?" -preguntó.
-"No, maestro, lo acabo de calcular".
El resto de los alumnos estaban boquiabiertos y el maestro, desconcentrado, le dijo:
- "Puedes venir a mi mesa y explicarnos a todos como lo has hecho".
El pequeño se dirigió hacía la pizarra sin el papel del ejercicio y, sin darle mas importancia, escribió en la pizarra: 1 + 2 + 3 + 4 + (...)+ 97 + 98 + 99 +100.

- "Esto es lo que hice: He sumado el primero y el último números, 1 más 100; esa suma resulta 101. Después sumé el segundo y el penúltimo números, 2  más 99, que da también 101. Al realizar la tercera pareja y ver que sumaba lo  mismo, y así sucesivamente, y ver que salían 50 parejas, sólo tuve que calcular que 101, 50 veces resultaba 5050."
Evidentemente este no era un niño cualquiera: esto ocurrió cuando, el que llegaría a ser el gran matemático Carl Friedrich Gauss, era un simple escolar de siete años,  hijo de una paupérrima familia campesina.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"No te asuste naufragar que el tesoro que buscamos, capitán, 
no está en el seno del puerto sino en el fondo del mar."
León Felipe
  "A veces uno realiza un hallazgo cuando no lo está buscando."
Alexander Fleming

lunes, 9 de diciembre de 2013

TUTTI CONTENTI 

Hay quienes lo traen de serie, desde antes de la cuna: el primer satisfecho yo, el segundo yo y después yo. ¿Les viene a la mente alguna cara?

Sin embargo, hay quien tiene el ¿defecto? ¿lacra? ¿problema? ¿costumbre? ¿necesidad? ¿vicio insano? ¿vicio sano? ¿virtud? de intentar, a cada paso que dan, con cada ficha que mueven, agradar, satisfacer y dejar contento a todo bicho viviente. La cuestión es complicada de bigotes ¡que difícil tarea dejar a tutti contenti! En estos casos unos quedan conformes, otros cabreados, algunos ni frío ni calor pero el que con certeza queda con un berrinche de campeonato es usted, pobre alma cándida y conciliadora que sólo intentaba agradar y templar gaitas.

Quizá el secreto sea quedar uno razonablemente contento sin pisar ningún callo ajeno y, si aun así alguien se queja de dolor de pie y le echa a usted la culpa, que analice si no será que él solito se ha comprado unos zapatos de una talla inferior a la suya. Y usted, para variar, tan fresco e indemne.

Y es que CASI nunca llueve a gusto de todos. A veces sí...

Zona Euro. Actualmente. Un estresado urbanita decide relajar el cuerpo y el espíritu, para lo cual elige pasar un puñadito de días en un bonito y soleado pueblo de la campiña. Dicho y hecho. Se traslada a una pintoresca y pequeña localidad rústica donde se ubica un cómodo y tranquilo hotelito rural. Una vez en la recepción verifica con el propietario del alojamiento el precio, que resulta ascender a 50 euros por persona y noche.

"Perfecto, entonces. Dado que me quedaré 10 días, le abono por adelantado. Tenga usted: 500 euros".

Encantado de cobrar, el hotelero se dirige, billete de 500 en mano, hacía la caja cuando aparece por allí el carnicero:

"Amigo, ¡que a punto llego!. ¡Mira! los 500 euros que me debías de la cuenta del hotel en la carnicería". 
Sale así el carnicero, guardando en la cartera el billete de 50 decenas de euros, cuando se topa con su vecino, vendedor de piensos para el ganado.

"Vecino, ¡que a punto nos vemos!. Que bien, los 500 euros que me debías".

Se dispone el vendedor de piensos a pasear por la calle mayor para ir a recoger al niño a la escuela, a la vez que guarda en la billetera el celebrado billete de 500 euros, cuando en una esquina se encuentra con la señora meretriz del pueblo :

"Don Piensos, ¡que alegría volver a verle!. Y que bien dispuesto con el billete de 500 euros, que me debe por mis servicios, en ristre, ." 

Y así, feliz de haber cobrado por sus atenciones profesionales, -y muy buena y diligente pagadora que era-, la señora meretriz se encaminó hacía el hotel a abonar los 500 euros que debía a nuestro conocido, el hotelero, por las habitaciones alquiladas y pendientes aún de pago.

El hotelero ingresó en caja su billete sin saber que, con ese único billete de 500 euros y en cuestión de sólo media hora, había cobrado todo el pueblo. Sólo 500 euros y ¡Tutti Contenti!

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!
"No sé cual es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo".
Bill Cosby

"Agradar cuando se recaudan impuestos y ser sabio cuando se ama son virtudes que no han sido concedidas a los hombres".
Edmund Burke

"Quien mucho agrada, desagrada".
Clarice Lispector

lunes, 2 de diciembre de 2013

HAY HONORES QUE MATAN  

 

Hay amores que matan. Sí. Todos conocemos alguno. Y honores que suavemente acaban también por aniquilarte. Por ejemplo:
Aniquilarte el bolsillo. Que te invitan a la boda; que solo vas tú porque es muy reducida y en Hawai. ¡Oh, que honor!. Honor que te sale por varios billetes de avión, habitación doble de uso individual, regalito especial, -¡que sólo vas tu...!-, taxi, traje...y, en definitiva, te aburres como un mono porque sólo vas tú...¡Oh que honor!
Que eres mi mejor amigo y te hago padrino de mi hijo. ¡Oh que honor! Regalo de Reyes, del padrino; regalo de cumpleaños, del padrino; mamá quiero una moto,....¡pues pídesela al padrino!. ¡Oh que honor!
Aniquilarte sentimentalmente. Como el sempiterno admirado que te encanta, y que te ignora, eso sí diciéndote "eres tan buena persona, que voy a terminar haciéndote daño. Te mereces algo mejor." ¡Oh que honor!
aniquilarte en el estricto sentido de la palabra: es decir, acabar con tu vida. Que eres una eminencia científica, te voy hacer Lord ¡Oh que honor!. Y verán las perniciosas consecuencias...

Cambridge, 1937. El neozelandés Ernest Rutherford, uno de los padres de la física atómica, dedicado en cuerpo y alma durante décadas al estudio de esta disciplina, había obtenido en 1908 un merecidísimo Premio Nobel de Química en reconocimiento a sus investigaciones relativas a la desintegración de los elementos. Por éstos y similares méritos propios, (que han llevado a muchos a considerarle uno de los mayores científicos de todos los tiempos), se le habían concedido los títulos de Sir (1914) y de Lord Rutherford of Nelson (1931), primer barón Rutherford, por mencionar una pequeña muestra de los galardones, dignidades y condecoraciones recibidas.

Pero, a pesar de todos los rimbombantes títulos y reconocimientos obtenidos, él era una persona de carácter afable y jovial, de complexión robusta y voz potente (dicen que le era imposible susurrar), apreciado personalmente por sus alumnos del Cavendish Laboratory (Universidad de Cambridge) que lo percibían como alguien fuerte, generoso, cercano y accesible. Sus colegas  y discípulos le apodaban "el cocodrilo" porque, al igual que éste animal, no podía girar la cabeza hacia atrás sino siempre avanzar hacia adelante con su fuerza  Pero él se consideraba a sí mismo un  físico sencillo.

Y fué, precisamente, su elevación a la nobleza, no buscada por él, la causante de un final prematuro. Tras haber realizado tareas de poda en su jardín, Rutherford se sintió indispuesto y acudió al hospital Evelyn Nursing Home aquejado de fuertes dolores abdominales. Sin embargo, no había en el hospital ni en la localidad, ni en todo el condado un doctor en medicina habilitado para atender a la nobleza, dado que el protocolo aun vigente en la época, parece que exigía para tocar a un lord que el médico gozase de la misma dignidad nobiliaria. Por tanto, los médicos presentes no podían diagnosticarle ni inyectarle sustancia ninguna, únicamente administrarle calmantes por vía oral. Por ello, se mandó llamar a Sir Thomas Peel Dunhill, a la sazón médico real que se hallaba en Londres.

Veinte horas más tarde hizo su entrada el Sir doctor. El diagnóstico no fue complicado: se trataba de una antigua y pequeña hernia umbilical. La dolencia no era mortal de necesidad pero requería una rápida intervención quirúrgica, a la cual procedieron. Y he aquí que por el trascurso de tantas horas de espera de un médico noble, el problema se había agravado: la hernia se había estrangulado y el tejido intestinal se había necrosado y las consecuencias fueron fatales. El 19 de octubre de 1937 fallecía Lord Rutherford of Nelson, inhumado con todos los honores en la Abadía de Westminster junto con otros dos grandes de la ciencia británica: Newton y Kelvin.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin".
Friedrich Wilhelm Nietzsche.
"Ambiciona honor, no honores".
Rabindranath Tagore