lunes, 15 de diciembre de 2014


¿NO LE GUSTAN LOS LUNES?




Todos tenemos canciones "musa". Y no me estoy refiriendo ahora a la canción de nuestra vida sino a otras de lo más variopinto que, sin quererlo, provocan casi siempre sensaciones o reacciones involuntarias y espontaneas:

Eso que a algunos suscita Paquito el Chocolatero en bodas (todos a la barra libre, que en cinco minutos cierra). Cualquiera de Tina Charles o Gloria Gaynor cerca de una pista de baile (que se mueven solas las cinturas). La barbacoa, la barbacoa, que aunque se intente no se puede evitar tararearla.
O alguna otra, como ésta, que causa reacciones algo más fúnebres...

Hungría, 1933. Aquel año un pianista húngaro, Rezső Seress que contaba en aquel momento 34 años de edad, componía una canción que bautizaba con el optimista título de Vége a világnak (El mundo se acaba) y a la que, más tarde, adaptaría la letras del poema Szomorú Vasárnap, que se traduciría al inglés como Gloomy Sunday,( en español algo así como Domingo Sombrío), del escritor Lászlo Jávor. 

La canción relataba una patética historia de amor en la que una mujer se suicidaba y su amante pretendía seguir el mismo destino para poder coincidir con ella en el más allá. 

En aquellos años, Hungría atravesaba un periodo de su historia cargado de intolerancia y oscuridad. 
En el año 36, la revista TIME publicó contenidos relativos a un alza en el número de suicidios producidos en Hungría y relacionaba los mismos con la pieza musical que nos ocupa. Concretaba los datos estadísticos narrando que un zapatero de Budapest se había quitado la vida, dejando un mensaje citando algunos versos de la cancioncilla de marras y añadía, incluso, que habían sido hallados varios cadáveres de suicidas en el Danubio que portaban la partitura de la melodía.

La canción triunfó en Europa y Estados Unidos versionada por la diva del Jazz Billy Holiday (1941) y desde un principio fue apodada como "la canción húngara del suicidio".
La leyenda fue ganando terreno a la realidad y pronto emisoras de radio, clubes, ..., comenzaron a prohibir su reproducción por miedo a las fatídicas consecuencias que podría producir su audición.

En 1941 la propia BBC eliminó de sus programaciones la posibilidad de emitir el tema, manteniendo la "cuarentena" durante algo más de 60 años, (hasta 2002), cuarentena que no fue evitada ni siquiera por las versiones que de ella hicieron diferentes intérpretes de éxito (Elvis Costello, Sinead O'Connor, Björk, Ray Charles, Serge Gainsbourg..), 

Como no podía ser de otra manera, y para demostrar incierto el refrán de que en casa del herrero el cuchillo es de palo, en 1968, el señor Seress falleció víctima de suicidio, ejecutado en circunstancias realmente dramáticas y con ciertos detalles "gore"que, por respeto al lector aquí se omiten.

The New York Times publicó el siguiente obituario:

"...El señor Seress se quejaba de que el éxito de "Gloomy Sunday" en realidad aumentó su infelicilidad, porque sabía que jamás sería capaz de escribir un segundo éxito..."



¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Hay dos tipos de música: buena y mala. Me gustan ambas".
Duke Ellington
"Lo desconcertaba la idea de que hubiera alguien a quien no le interesara la música. 
Era lo mismo que no estar interesado en ser feliz."
Joe Hill



P.S. Variados son los estudios científicos y paracientíficos que han analizado diversas obras, incluida esta canción, con un supuesto efecto suicidogénico (el propio Werther de Goethe, que da nombre al efecto Werther). Como dato baste mencionar que uno de estos estudios concluyó que nuestra morbosa canción, versionada décadas después de su composición añadiendósele otra estrofa en la que se manifestaba que "el lunes es peor que el domingo", parece que desencadenó un grave episodio a tiro limpio en un colegio de mi adorado San Diego (California), luctuoso hecho que serviría de inspiración al conocido y pegadizo tema I don't like mondays  - No me gustan los lunes- (The Boomtown Rats).

lunes, 1 de diciembre de 2014

NO SE COBRAN LOS ENCARGOS



La venganza es un plato que se sirve frío; dicen. El problema es para aquellos a quien satisface mucho más un cocido calentito en mitad del fragor de la batalla que un gazpacho recién sacado de la nevera mucho tiempo después.

A cada cerdo le llega su San Martín; dicen. Pero hasta que llega el Santo, hay quien se cansa de esperar viendo al gran cerdo -y los cerditos que surgieron a su alrededor con la esperanza de conseguir  migas de bellota- campar a sus anchas por la dehesa extremeña, come que te come las ricas bellotas (los cerdos apenas saben hacer otra cosa). Y al final, tras San Martín, ¿quien se comerá los jamones? Pues un afortunado que no pagó para alimentar al gocho pero aquel 11 de noviembre pasaba oportunamente por allí.

Puercos y Juditas,  todos conocerán alguno...

No se apuren, cada paso que da el zorro le acerca más a la peletería.

Península Ibérica. siglo II A.C. Según relatan historiadores romanos como Diodoro de Sicilia y Apiano, existió en Hispania -cuando Hispania sólo era Hispania y no existían ni España ni Portugal- un pastor de nombre Viriato, después reconducido en caudillo de las guerrillas antiromanas, entregado en cuerpo y alma  a combatir la expansión del Imperio Romano por territorio de la Península. El pretor romano Marco Atilio Serrano había firmado con los lusitanos un tratado de paz, tras el cual los lusitanos se habían rebelado. Acudieron, tiempo después, a templar gaitas ante el Pretor Galba, sucesor del anterior, quien ladinamente les prometió la entrega de tierras pero pronto mató a miles de ellos, envió al resto a las Galias como esclavos y sólo pudieron escapar un pequeño puñado (alrededor de 1000), entre ellos Viriato, que dedicaron el resto de sus vidas a combatir a Roma.

Bravo y temido adversario de las legiones romanas, se referían a él los romanos como el Dux del ejercito lusitano, como Imperator de las tribus celtíberas y lusitanas y gran protector de la Hispania.
Guerreando durante años contra las huestes romanas fue ganando fama, prestigio y terreno. Numerosísimas fueron las victorias militares que les infligió y, poco a poco, sería considerado el terror de Roma que enviaría a sus mejores generales, gran número de tropas e incluso diez elefantes a luchar a Hispania por su causa.
Cuenta la historia, o la leyenda, que el último de estos generales (año 139 - 138 a.c.), el pretor Quinto Servilio Cepión, recibió un día a tres embajadores de Viriato, los ursonenses Audax, Vitalcos y Minuros. Al parecer, en aquella reunión Cepión les prometió "el oro y el moro", a cambio de librarle de la incomoda presencia de Viriato. Parece ser que, al volver a su campamento tras la reunión, durmiendo ya Viriato como siempre con su armadura puesta, vilmente lo asesinaron apuñalándole, cobardes, en su cuello.
Como ratas retornaron al campamento romano a recibir su recompensa más Quinto Servilio Cepión se la negó, alegando únicamente: "Roma traditoribus non praemiat" es decir "Roma no paga a traidores".
El funeral del gran líder y guerrero carismático se dilató durante varios días. Su cadáver fue incinerado. Se realizaron cientos de ceremonias entre sus soldados y, según cuentan algunos, su tumba se halla sobre el Tormo Alto, una figura de piedra caliza ubicada en la ciudad encantada de Cuenca.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto"
Proverbio chino

"Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar"
Arthur Schopenhauer


P.S. Casilda se ha animado a recordar una historia que, no por muy conocida, deja ser siempre interesante, bella y actual. No hay que dejar pasar las oportunidades de recordar emocionantes pasajes de la historia, siempre tan aplicables a nuestra vida diaria.