lunes, 9 de septiembre de 2013

UN HIMNO DE ORIGEN ANO MALO    


Cosas veredes que non crederes, ¿Serán Oscar Mayer y Ronald McDonald vegetarianos? ¿Será Margaret Astor alérgica a los cosméticos? ¿Tendrá el señor IKEA su casa decorada estilo rococó?¿Usará de verdad el herrero en su casa cuchillos de madera?

Pues ciertamente, éstos serían insólitos contrasentidos que no estoy en disposición de confirmarles. Pero sí algunos otros, que causarían sorpresa al más escéptico.

Escepticismo provocaría a más de un presumido saber que el adjetivo esnob que algunos pasean con orgullo como sinónimo de distinción tiene unos orígenes más plebeyos que Princesa por sorpresa, porque el origen real, aunque poco regio, del termino se remonta al siglo XVII cuando la Universidad de Cambridge comenzó a admitir, becados, estudiantes de origen humilde y, para poder hacer la distinción del resto de alumnos, en la matrícula de estos menesterosos se anotaba el termino "sine nobilitas" (del latín, sin nobleza) abreviándolo como SNob.

Escepticismo provocaría a esnobs de la nobleza francesa del siglo XVIII conocer  el infausto destino que aguardaría en el siglo XX al, para ellos, distinguido vocablo  bidet, que en su época designaba a una refinada y selecta mascota, un pequeño caballito o pony, ampliando su acepción tiempo después, debido a la postura adoptada en su uso, al nuevo y revolucionario invento solo poseído en los hogares mas elegantes y que acabaría, en nuestros días, siendo sinónimo de un artefacto hoy por hoy vulgar y un tanto ordinario.

Y escepticismo originaría a algún inglés esnob descubrir el escatológico origen de ese estandarte musical, ese himno hecho blasón, orgullo de la corona británica, tan suyo :  Dios Salve A la Reina...

Francia, últimos años del siglo XVIII. Fulgurante y absoluto reinaba Luis XIV: el rey Sol. Su reinado se extendía por vastos territorios de Europa y, aparentemente, todo en su vida era de oro bruñido. ¿Todo? ¡No! La alegría de Luís zozobraba: sufría serios problemas para "descomer", debido a un padecimiento crónico y severo de estiptiquez que le había ocasionado la aparición de una lacerante fístula anal por lo que esos momentos de "retiro" (en francés, retraite; léase 'retrete') no eran, precisamente, espirituales sino, más bien, materialmente una tortura.
Aún no inventados el "Evacuol" ni los supositorios de glicerina, los remedios de la época nada conseguían contra tan pernicioso estreñimiento crónico.
El galeno personal del Rey, Charles Félix De Tassy, decidió buscar un remedio quirúrgico. Siendo una solución inédita hasta entonces, Tassy utilizó como cobayas varias posaderas plebeyas antes de decidirse a operar en el mismísimo trasero real.
La intervención fué una gran victoria del médico sobre la fístula, que perdió por goleada (aún hoy se conserva en un museo de historia de la medicina el bisturí con que se llevó a cabo la operación). La proctología se puso de moda y llegó a resultar de "buen gusto" padecer una dolencia del género.

Tan grande alegría del rey había de ser cantada a los cuatro vientos con una solemne pieza musical, que fué encargada al prestigioso compositor Jean-Baptiste Lully, quien tradujo en letra y música el júbilo del pueblo por la CASI milagrosa curación del pompis de su monarca.
Tan fastuosa música conmemorativa de tan fastuosa ocasión había de tener un fastuoso título y a Lully no se le ocurrió uno más pomposo que "Grand Dieu Sauve Le Roi" (el gran Dios salve al rey).

Gran Bretaña, 1714. Unos años después, en la otra orilla del Canal de la Mancha, Jorge de Hannover ascendía al trono de Inglaterra con el nombre de Jorge I y su músico de cámara, Haendel, quiso rendirle homenaje por tan fausto evento con una pieza musical a la altura.
No hallando a Euterpe (musa griega de la música), o encontrándose holgazán, quién sabe, decidió  "tirar" de "grandes éxitos vintage" y, con algún pequeño retoque, les coló el viejo "Grand Dieu Sauve Le Roi" como un gran  novedoso "God Save the King" (en el futuro God Save the Queen cuando la soberana reinante es dama).

Con mas suerte que alguna periodista de éxito matutino el plagio no fue descubierto y la pieza tuvo tanta aceptación y éxito que se convirtió en himno del imperio británico, ignorante de que su flamante buque insignia en el ámbito musical había nacido realmente de una triste fístula de un real ojete francés.
¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"En el origen de todas las fortunas hay cosas que hacen temblar".
 Louis Bourdaloue 

"Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin".
Friedrich Wilhelm Nietzsche
"Si las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes, lo mismo ocurre con los placeres correspondientes. Hay placeres que derivan de actividades nobles, y otros de vergonzoso origen"
Sigmund Freud


8 comentarios:

  1. Entonces me pregunto yo, escatológicamente, el hecho de que los dos grandes inventos españoles, tengan como innovación un "palo", ¿sera producto de alguna circunstancia vergonzosa?. Prefiero no profundizar, jejeje

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  2. UNA CURIOSIDAD MAS QUE DESCONOCIAMOS.
    MUY BUENA
    PETONS

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  3. JA JA JA!!! si es que lo que aprendemos contigo...

    Besoss

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  4. Me encanta!!!!!! Pero, ¿qué cara vamos a poner desde ahora cuando oigamos God save the Queen? menos mal que, por lo menos, cambió el himno francés.-
    ¡Enhorabuena y mil gracias por alegrarme las semanas!

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  5. Seguis en vuestra linea Adelante

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  6. Buenisimo Casilda!!!!!! Adelanteeeeee!!!
    PB

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    1. Me ha parecido muy curioso el origen de los himnos musicales. Cada lunes, Casilda, aumentamos nuestra cultura con tus historias, aunque sean escatológicas.
      Besos
      MP

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