CAMINO FRAUDE

¡Atención pregunta! con la E: "Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro"...

Emprender. ¡Correcto!

Sólo con mencionar este verbo de la segunda conjugación, nueve letras y una sola vocal, a todos nos viene a la mente, hoy en día, un claro y único significado: el de comenzar uno mismo su propia máquina de hacer dinero, con osadía y sudor, con más riesgo que un funámbulo en Tarifa, ocupándose de todo, de CEO a encargado de la limpieza, desde los primeros engranajes hasta la última puesta a punto.

Bien distinto era el contexto que hace tan solo un pequeño puñado de años se hubiera dibujado en nuestra imaginación cuando emprender era, más bien, algo tan lúdico y deleitoso como iniciar un largo y aventurero viaje. 

Pero el verbo es el mismo y su desarrollo paralelo: a aquellos que adquirían todas las guías del mercado, organizaban desde el inicio todas las excursiones a realizar en destino y se avituallaban comprando el uniforme completo de Indiana Jones, los encontramos, hoy en día, en el café Starbucks, arrellanados en el sillón, conectados a la wi-fi, rellenando como posesos hoja tras hoja de cálculo, para tratar de marcar con exactitud el camino para llegar a buen puerto.

Quienes se guíen por mapa, tal vez lleguen o no lleguen pero, al menos, siempre sabrán el destino al que proyectaban arribar. Sin embargo, siempre hay otros que conocen el lugar de partida pero desconocen el camino que van a tomar e ignoran por completo el punto donde echaran el ancla definitiva.. a veces, mejor puerto del que hubieran imaginado. Como Frank...

Estados Unidos, segunda mitad del S.XX. Frank Abagnale Jr,, un joven de Bronxville, New York,  dio los primeros pasos de su exitosa carrera a la tierna edad de 16 años, con ocasión del estreno de su primer coche, regalo de su cándido y generoso padre. Siendo el vehículo de segunda mano, cameló a su progenitor para que le confiara su tarjeta de crédito a fin de comprar piezas de recambio que, supuestamente, necesitaba para poner su coche a punto. Pero lo que realmente puso a punto fue el extracto de la citada tarjeta paterna: adquiría con ella piezas, que su padre ignorante pagaba, y más tarde las revendía con facilidad, pues lo hacía a mitad de precio dado que a él le habían costado "muy baratitas".

Con este dinero y la confianza en si mismo que le había proporcionado el éxito de su lucrativa operación financiera, decidió ampliar horizontes. Cuatro años, hasta la edad de 20, duraron sus prácticas.

Realizó estafas en numerosos países. Para viajar a sus destinos, en lugar de comprarse pasajes de avión se compró un uniforme y una identificación falsa de copiloto de la PAN AM, lo cual le permitió viajar en cabina de forma gratuita y alojarse en los mejores hoteles a cargo de la citada compañía aérea.

 No pisó la Universidad ni un solo día de su vida y, sin embargo, ejerció como médico pediatra en el estado americano de Georgia, desistiendo de la profesión cuando vio el peligro demasiado cerca con la salud de un pequeño paciente en riesgo.
Profesó durante meses la abogacía, forjándose una falsa identidad como prestigioso graduado de Harvard, sin haber pasado siquiera por la cafetería de la universidad. Consiguió pasar el examen del colegio de abogados obteniendo una plaza nada menos que en la oficina del fiscal de Lousiana. Por aquel entonces, no había cumplido ni los 21 años. Teniendo que abandonar a la fuga su flamante puesto al rondar por allí "colegas" de su Universidad, se trasladó a Utah, dónde pasó un semestre dando clases de sociología con una nueva personalidad de profesor asociado graduado por la Universidad de Columbia. Todo lo anterior fue debidamente aderezado y simultaneado con falsificación de cheques y fraudes bancarios diversos.

A estas alturas ya tenia al FBI y a la policía de decenas de países detrás de sus talones, y fueron los franceses los primeros en tener la satisfacción de atraparlo en 1969. Un año de cárcel cumplió en prisiones galas, seis meses en una prisión sueca en Mälmo y, finalmente, fue condenado a otros 12 años en una penitenciaria Norteamericana. Pero tanto talento no podía ser desperdiciado y así lo entendieron las autoridades americanas, que le proporcionaron una redención de pena con la contrapartida de ser asesorados por él en la lucha contra el fraude: No hay mayor cuña que la de la misma madera.

Para ello, Frank fundó su empresa Abagnale y Asociados, con la que asesora contra el fraude, actividad en la que lleva décadas de grandes éxitos. Ha sido el autor del diseño del sistema de cheques antirrobo más fiable del sector.

Según reza la página web de su compañía, ha estado durante 35 años asociado al FBI. Pero..¿será verdad?

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"En un bosque se bifurcaron dos caminos, y yo... Yo tomé el menos transitado. Esto marcó toda la diferencia".

Robert Lee Frost 

"Poca gente es capaz de prever hacia donde les lleva el camino hasta que llegan a su fin".

John Ronald Reuel Tolkien

"Derecho, camino adelante… no se puede ir muy lejos".

Antoine De Saint Exupery