lunes, 15 de abril de 2013

LA ALMOHADA DE ABRAHAM



"Se duermen los globos, ♪ se duerme la luna,♫ se duerme la rana y yo hasta mañana...".♪♫

Pero... hasta aterrizar en esa "mañana" pasan ¡tantas horas!.. Si seguimos las estadísticas, siete u ocho, lo cual supone, nada mas y nada menos, una tercera parte de nuestra vida. Así pues, parece que merece la pena dedicarle unas lineas a escribir, y el correspondiente ratito a leer, sobre cómo enfocamos cada uno de nosotros esas reparadoras horas de descanso diario.

Empezar diciendo que "sobre gustos no hay nada escrito" parece un poco obvio pero cierto es que, especialmente en este meollo, cada quién tiene su cómo preferido, sin el cual daría vueltas y más vueltas en la cama, resistiéndose, sin quererlo, a caer en brazos de Morfeo, sin conseguir llegar a conciliar el tan necesario sueño.
Dando un repaso rápido y somero:
¿Móvil encendido, en silencio o apagado?
¿Con calcetines o patucos o sin nada que te cubra los pies aunque el termómetro marque -10º?
¿Con dos almohadas o con ninguna?
¿Con algo de luz o en la boca del lobo?
¿Acurrucado como un guisante o expandido como El hombre de Vitruvio?
¿Con la puerta abierta o con tres cerrojos?  

O..¿es usted de los que aún comparte la cama, incapaz de abandonar la costumbre, con el oso de peluche que le regalaron cuando cumplió tres añitos...?

E.E.U.U. siglo XIX.  El que llegaría a ser el décimo sexto presidente de los Estados Unidos (1861-1865), Abraham Lincoln, había nacido en el año 1809 en Hodgenville (Kentucky) en el seno de una humilde familia de colonos cuáqueros.
Su madre murió siendo él aún un tierno infante de apenas nueve años y su padre, analfabeto, consideraba inútil la formación escolar por lo que Abraham nunca frecuentó el colegio, a pesar de lo cual, movido por su ávida inquietud por los libros y su viva fascinación por el conocimiento, consiguió, después de trabajar de granjero, operador naval, empleado de correos, montador de vallas y cercados y soldado raso, licenciarse en 1836 en Derecho, labrándose a partir de ahí un gran prestigio en los ambientes legales de la ciudad de Springfield (Illinois) donde se trasladó. Ejerció, asímismo, la política, ocupando escaño en la Cámara de Representantes. Se postuló para el cargo de Senador y, finalmente, hizo realidad el sueño americano convirtiendo a aquel paupérrimo niño cuáquero de padres analfabetos en el Presidente de los Estados Unidos de América considerado por muchos el más elocuente, justo, tolerante, honrado, respetuoso con todos, incluidos sus adversarios. El poder no consiguió, como es frecuente, tornarlo un ser altivo ni vanidosos y continuó, hasta el fin de sus días, fiel a sus principios y objetivos, manteniendo siempre el poder, con sus aciertos y sus errores, al servicio del pueblo americano.
Más allá de la figura pública, Lincoln se enamoró a los veintiséis años de la joven de veintidós Ann Rutledge, cuyo padre había fundado la ciudad de Nueva Salem (Illinois), dama que pronto fallecería de fiebres tifoideas a consecuencia de una epidemia que azotó la ciudad.

Superada la depresión que le ocasionó la pérdida de la que, a decir de algunos, él había considerado "el gran amor de su vida", Lincoln conoció, y desposó en 1842, a la joven de buena posición Mary Todd con la que tendría sus cuatro hijos y quien sería su esposa hasta que el 14 de Abril 1865, y hallándose en su compañía en el teatro Ford de Washington D.C. asistiendo a la representación de la obra teatral Our American Cousin de Tom Taylor, el magnicida John Wilkes Booth atentara contra la vida del Presidente Abraham Lincoln, falleciendo éste al día siguiente, un 15 de Abril como hoy.

Y ¿ya está? ¿fué esa toda su vida? Claro que no. Fieles al hilo de nuestro inicio, es obvio que nos resta relatar cómo transcurrió nada menos que un tercio de ésta: el tercio que pasó durmiendo.

Sobre este particular se sabe que, siendo tan pobre la familia Lincoln, durante su infancia Abraham compartía con toda la familia el lecho de la única estancia de la humilde cabaña de troncos que habitaban, circunstancia que, por otro lado, era de lo más habitual entre los contemporáneos de la época.
Como también podría considerarse común en aquellos días la circunstancia de que, dada su aún precaria economía durante su primer año como letrado en Springfield, su amigo Joshua Fry Speed le ofreciera compartir su humilde morada y la única cama y jergón con que contaba. Es de notar que antaño no estaban habituados a las comodidades de que gozamos hogaño y la situación se alargó durante cuatro años, lo cual debió resultar confortable para Lincoln ya que se llevó un soberano berrinche cuando Speed  le comunicó que él retornaba a Kentucky y lo dejaba sin compañero de piso y, consiguientemente, de cama.
 Siendo ya Presidente, en aquellas habituales ocasiones en que la Primera Dama se ausentaba de la Casa Blanca por varios días, con sus correspondientes noches, dejando vacante su lado de la cama común, Lincoln sustituía a su esposa por el comandante de su guardia personal, David V. Derikson, quien con tanta diligencia ocupaba el puesto eventualmente vacante que, según relata algún contemporáneo, utilizaba  incluso el camisón de la "usuaria" ausente.

Y es que, como bien dijo Horace Mann, "el hábito es como un cable; nos vamos enredando en él cada día hasta que no nos podemos desatar".


¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Lo mejor de ser soltero es que te puedes meter en la cama por el lado que quieras"
James Dean 
 No es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio.
(Groucho Marx)
La cama es buena cosa: quien no puede dormir, reposa.
(Anónimo)

18 comentarios:

  1. curiosa e interesante la vida de Abraham

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  2. no sabía ese detalle. A decir verdad no sé ninguno excepto que fue uno de los presidentes de EEUU.
    Yo duermo con la puerta un poco entornada porque EDE se pasea de noche y entra y sale a su antojo. No puedo dormir con patucos; si está muy fría la cama meto un mantita eléctrica. El móvil lo silencio. Con una almohada. Sin oso de peluche (aunque no hace tanto dormía con uno) Suficiente oso tengo ya al lado y de los que hacen ronc ronc ronc.Suelo dar vueltas y vueltas hasta caer en brazos de Morfeo.

    Besitos de LDDE


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  3. Hola Casilda!

    Me encanta cómo nos desmitificas lunes a lunes figuras tan importantes históricamente como Abraham Lincoln. Jamás podría haber imaginado que el tan famoso presidente necesitara dormir al lado de alguien, fuera su mujer o su guardaespaldas.

    Muchas gracias por un lunes más de historias y anécdotas fantásticas.

    Un beso y feliz semana :)

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  4. Magnifica historia la de Abraham Lincoln sigo culturizandome con vuestro blog .Desconocia esta historia pero veo que como todo ser humano el tambien tenia debilidades.En su caso el de dormir acompañado.Esto nos demuestra que nuestros origenes nos marcan a lo largo de nuestra vida .Vivamos en paz con nosotros mismos y poder caer cada noche tranquilos en los brazos de morfeo bien solo o acompañado segun circunstancias o gustos personales.Me ha encantado las ilustaciones. Un saludo Casilda

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  5. Q tal queridos y queridas casilderos/as!!! Q anecdota mas graciosa la de Lincoln! Quien lo hubiera dicho!!! Asi, sabiendo el secretito q se, puedo confesar q hasta hace bien poco, m encantaba dormir con mi manta con el reborde suave de raso....Mas raro es dormir con tu guardeaspaldas vestido con el camison de tu mujer!!!!Asi que.... CHITON!!! Y A DORMIR!!!

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  6. Yo sigo con mi costumbre de dormir con mi peluche aunque no lo confieso publicamente pero leyendo lo de Lincoln.......... Feliz semana

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  7. Pues yo duermo con Aurelio, mi elefante de peluche y no lo cambio por nada del mundo.
    Magnífico post!!! "Casi" me ha hecho superar viejos complejos....
    Besos a ambas

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  8. Cada vez enganchais mas con estas curiosísimas historias!!!!

    Besitoss

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  9. me sorprendeis cada semana con vuestras historias
    pero os he de agradecer que a la vez que divertidas, me enriqueceis ya que muchas de las historias y anecdotas son para mi desconocidas como la de hoy
    seguid asi.
    petonets

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  10. Genial! como cada historia .Que culta eres Casilda!Saludos

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  11. Que curioso
    Me ha gustaod mucho leer mas sobre este personaje historico
    Yo solo tengo la mania de acostarme con dos calcetines y amanecer solo con uno, siempre el del mismo pie jajaa
    Abrazos
    My blog By Joyce ♥

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  12. Super genial la historia vale la pena dedicarle un ratito para leerla Os felicito veo que Casilda es una persona muy culta .y como no una gran ilustradora. Un abrazo

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  13. Me dijo mi amiga Casilda el otro día, entrando por mi ventana y sorprendiéndome en la noche, que nunca le había comentado uno de sus maravillosos escritos. He de señalarle que lo hice en el blog de "contra la ira templanza" (donde aún consta), y estoy casi seguro de que en otro más, pero no lo encuentroo jajaj, sólo quería decirle a mi amiga que es maravillosa, que no se da por vencida permaneciendo ahí lunes tras lunes, y que efectivamente me ha encantado esta última historia con la que nos ha deleitado. No cambies ni te olvides de tu amigo nunca Casilda Casi... al final voy a terminar por creer que eres más bonita con tu ancha sonrisa y tus bucles dorados que la mayoría de las personas. Muchos besos,

    Daniel Beltrán

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  14. Cosas curiosas para gente curiosa. Muy buena la historia y más tu forma de narrarlo. Saludos!

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  15. Simpática historieta "de cama" Casilda :)
    Por cierto, yo tengo un pijama de cuadritos como el que llevas puesto en el dibujillo de hoy, jajaja
    Un beso y Feliz tarde de domingo!
    E.

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  16. No conocía yo esas particularidades del Sr. Lincoln :p

    Yo soy de los que ha de dormir en la boca del lobo, con la puerta bien cerrada, móvil encendido, dos almohadas, sin calcentines ni nada parecido y comenzar la noche como el hombre de Vitrubio, aunque conforme avanza la noche me transformo en un guisante.

    Me alegra que te guste mi blog, pasa cuando quieras, estás en tu casa :)

    Un saludo.

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  17. ¡Pobre Abraham Lincoln¡ A pesar de llegar a ser presidente de EEUU, no descubrió nunca la sensación tan agradable de tener una cama para uno mismo, pudiendo ocupar todo el espacio con total libertad. Yo cuando era pequeña dormía en una cama de matrimonio y quizás por ello, siempre me ha gustado tener mucho espacio para dormir. No hay duda de que el hábito tiene una fuerza muy poderosa.
    Estupenda historia Casilda, siempre nos aportas conocimientos nuevos.
    MP

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