... NO ENTRAN MOSCAS
¡Que suerte! Hay personas que tienen la gran fortuna de haber nacido con un gran don: el de la oportunidad.
Ni planean ni prevén; ni siquiera imaginan ni barruntan los excelentes resultados que les reportarán sus acciones y movimientos y, sin embargo, ahí están, siempre en el sitio adecuado en el momento oportuno.
Ni planean ni prevén; ni siquiera imaginan ni barruntan los excelentes resultados que les reportarán sus acciones y movimientos y, sin embargo, ahí están, siempre en el sitio adecuado en el momento oportuno.

"...oye que aquí parece que hay alguien..."
. Y.. ¡bingo! ese "alguien" resulta ser nada menos que La Bella Durmiente ...
¡Que mala suerte! Esas otras personas que, en la otra cara de la moneda, lo que poseen y pasean es, más bien, el "antidón": esa capacidad de caer siempre en el hueco de la inoportunidad más notoria.
Son los ases del desacierto y el desliz.Tampoco lo planean ni lo prevén y nunca parecen imaginar, ni por asomo, hasta donde puede llegar el bochorno que van a tener que soportar como consecuencia de la introducción (léase metedura) de uno de sus apéndices inferiores (vulgarmente llamado pata)... Mejor que permanezcan siempre inmóviles y silentes pues, de lo contrario...
Europa, siglo XX. En cierta ocasión, un ducho y exquisito pero desconocido artista de la pintura, tuvo la buena fortuna de recibir en su casa y mostrar al celebérrimo Pablo Picasso el taller donde tenía almacenada, y en parte expuesta, la mayor parte de su obra aún no vendida.
Admirando, uno tras otro, la totalidad de los cuadros, el maestro Picasso los encontró bellos y de alta calidad pictórica, si bien sintió gran curiosidad por una característica común a todos ellos: del primero al último, en todos figuraba, en muy diversas poses, situaciones, escenas y ademanes, una misma modelo femenina, que Picasso encontró francamente fea, de bruta figura, antiestética y de groseras hechuras.
El gran artista se dirigió entonces a su anfitrión indicándole: "Encuentro realmente buenas todas y cada una de sus obras, pero quisiera hacerle un comentario, si no tiene inconveniente".
El ignoto pintor, solícito, le respondió: "Le ruego, maestro, que me traslade todas sus impresiones, por críticas que éstas sean, pues siempre serán para mí una lección magistral, viniendo de la buena intención de un maestro como usted".
Sincerándose, Picasso respondió: "Pues mi comentario es el siguiente: ¡Cómo puede ser que utilice usted siempre la misma modelo, siendo ésta un verdadero adefesio! Mire qué brazos y piernas tan grotescos; qué cabello tan mal atusado; se aprecia a primera vista que se trata de una mujer absolutamente carente de elegancia y gracia alguna".
En ese preciso instante, la puerta del estudio se abrió y accedió por ella una señora, en cuyos rasgos y porte Picasso identificó, sin duda ninguna, a la protagonista de los cuadros de su anfitrión, el cual, turbado y totalmente desconcertado, se dirigió al maestro y, extendiendo su brazo derecho en dirección a la mujer, manifestó: "Permítame usted, don Pablo, que le presente a mi señora esposa..."
¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!
"Hay personas que empiezan a hablar un momento antes de haber pensado"
Jean de la Bruyère
Son los ases del desacierto y el desliz.Tampoco lo planean ni lo prevén y nunca parecen imaginar, ni por asomo, hasta donde puede llegar el bochorno que van a tener que soportar como consecuencia de la introducción (léase metedura) de uno de sus apéndices inferiores (vulgarmente llamado pata)... Mejor que permanezcan siempre inmóviles y silentes pues, de lo contrario...

Admirando, uno tras otro, la totalidad de los cuadros, el maestro Picasso los encontró bellos y de alta calidad pictórica, si bien sintió gran curiosidad por una característica común a todos ellos: del primero al último, en todos figuraba, en muy diversas poses, situaciones, escenas y ademanes, una misma modelo femenina, que Picasso encontró francamente fea, de bruta figura, antiestética y de groseras hechuras.
El gran artista se dirigió entonces a su anfitrión indicándole: "Encuentro realmente buenas todas y cada una de sus obras, pero quisiera hacerle un comentario, si no tiene inconveniente".
El ignoto pintor, solícito, le respondió: "Le ruego, maestro, que me traslade todas sus impresiones, por críticas que éstas sean, pues siempre serán para mí una lección magistral, viniendo de la buena intención de un maestro como usted".
Sincerándose, Picasso respondió: "Pues mi comentario es el siguiente: ¡Cómo puede ser que utilice usted siempre la misma modelo, siendo ésta un verdadero adefesio! Mire qué brazos y piernas tan grotescos; qué cabello tan mal atusado; se aprecia a primera vista que se trata de una mujer absolutamente carente de elegancia y gracia alguna".
En ese preciso instante, la puerta del estudio se abrió y accedió por ella una señora, en cuyos rasgos y porte Picasso identificó, sin duda ninguna, a la protagonista de los cuadros de su anfitrión, el cual, turbado y totalmente desconcertado, se dirigió al maestro y, extendiendo su brazo derecho en dirección a la mujer, manifestó: "Permítame usted, don Pablo, que le presente a mi señora esposa..."

"Hay personas que empiezan a hablar un momento antes de haber pensado"
Jean de la Bruyère
"No hables mal del puente hasta haber cruzado el río"
Proverbio
"Es cordura provechosa ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos".
Baltasar Gracián
"Es más fácil quedar bien como amante que como marido, porque es más fácil ser oportuno e ingenioso de vez en cuando que todos los días"
Honoré de Balzac