SON SEVEN
Siete eran los sabios de Grecia, como siete se enuncian los pecados capitales: soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza.

Aunque tradicionalmente se ha dicho que la soberbia es la madre de todos los vicios, parece que es otro del septeto el más pernicioso para el vicioso pecador:. . Y ¿cual es este? La envidia. La negra envidia ¿El motivo? Que en el propio pecado va adjunta siempre la pertinente penitencia, pues quien más sufre no es el envidiado sino el propio envidioso.
Los pobres envidiosos no conocen la placentera sensación de asistir con alegría a los triunfos y adquisiciones del prójimo sin sentir la punzada amarga de la envidia . Claro que, si conocieran el deleite que ello supone, sería CASI peor pues se retorcerían de envidia...
Curiosamente la envidia se suele representar en arte con una figura femenina. ¿Por qué será?
Inglaterra, Belle Époque. Enamorada de Inglaterra tras un primer viaje vacacional y convencida por su padre, un terrateniente americano del Estado de Virginia, Nancy Witcher Langhorne, una veinteañera estadounidense, había trasladado su residencia habitual, junto con su hermana menor Phyllis, a Londres.
Mujer de aguda inteligencia, de carácter chispeante e ingenioso, de trato extrovertido y un magnetismo personal que encandilaba incluso a los menos entusiastas, Nancy, además ¡era guapa!
Antes de su viaje a Inglaterra había sido víctima de un primer matrimonio que, para su fortuna, duró sólo cuatro años y que fue extinguido por el carácter adúltero del marido, del que terminó, al parecer, muy saturada.

Tan buenas cualidades unidas a tan buena acogida masculina no pudieron por menos que generar una profunda "envidieja" entre las clásicas y atemporales arpias, esas pérfidas insidiosas que comenzaron su misión en las cavernas y la acabaran en el apocalipsis. Si, todos conocemos alguna.
En cierta ocasión en que, en una fiesta, Nancy departía animadamente en un corrillo de encantados y admiradores caballeros, una de estas damas inglesas, corroida por la situación, se acercó a ella y taimadamente le inquirió: - ¿Acaso ha venido usted a llevarse a nuestros esposos?
Su apropiada respuesta fue: - Querida señora, no imaginaria usted la cantidad de problemas que he sufrido para conseguir librarme del mío...
...haciendo las delicias del resto de los que allí se hallaban reunidos, y dejando patente su talento y gracejo, de los cuales haría gala durante muchos años después, porque convertida en Nancy Astor (Vizcondesa Astor por su posterior matrimonio con Waldorf Astor años después) llegaría a ser la flamante pionera y gloriosa primera mujer miembro de la Cámara de los Comunes británica.
PS. Ingenio y figura hasta la sepultura. Muchos años después, en su lecho de muerte, hallándose toda su familia reunida a su alrededor, abrió los ojos y preguntó: "¿Me estoy muriendo o es que es mi cumpleaños?"
¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!
"La envídia es una declaración de inferioridad".
Napoleón
Dedicado a mis bellas e inteligentes lectoras y a los flamantes caballeros que las miran y admiran. Fdo.Casilda.