lunes, 30 de septiembre de 2013

 SON SEVEN


Siete eran los sabios de Grecia, como siete se enuncian los pecados capitales: soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza.

Siempre se pIensa que los tildan de capitales por su gordura y su gravedad, y sorpresa causa descubrir que no es así. Capital viene de caput, capitis, o sea cabeza en latín, y aqui revela que cada uno de estos pecados, grande o menos grande, es, invariablemente, la testa visible a partir de la cual tiene origen una cascada de muchos otros vicios y vilezas sucesivas. Una especie de tapadera de la caja de pandora que, una vez levantada, deja salir todo el mal que dentro contiene.

Aunque tradicionalmente se ha dicho que la soberbia es la madre de todos los vicios, parece que es otro del septeto el más pernicioso para el vicioso pecador:. . Y ¿cual es este? La envidia. La negra envidia ¿El motivo? Que en el propio pecado va adjunta siempre la pertinente penitencia, pues quien más sufre no es el envidiado sino el propio envidioso.

Los pobres envidiosos no conocen la placentera sensación de asistir con alegría a los triunfos y adquisiciones del prójimo sin sentir la punzada amarga de la envidia . Claro que, si conocieran el deleite que ello supone, sería CASI peor pues se retorcerían de envidia...

 Curiosamente la envidia se suele representar en arte con una figura femenina. ¿Por qué será?


Inglaterra, Belle Époque. Enamorada de Inglaterra tras un primer viaje vacacional y convencida por su padre, un terrateniente americano del Estado de Virginia, Nancy Witcher Langhorne, una veinteañera estadounidense, había trasladado su residencia habitual, junto con su hermana menor Phyllis, a Londres.

Mujer de aguda inteligencia, de carácter chispeante e ingenioso, de trato extrovertido y un magnetismo personal que encandilaba incluso a los menos entusiastas, Nancy, además ¡era guapa!

Antes de su viaje a Inglaterra había sido víctima de un primer matrimonio que, para su fortuna, duró sólo cuatro años y que fue extinguido por el carácter adúltero del marido, del que terminó, al parecer, muy saturada.

En su vida europea, todo era muy distinto. Ella estaba ya "de vuelta" del matrimonio y, no teníendo intención ninguna de volver a contraer,  frecuentaba con libertad y alegría las reuniones de la élite social. Dadas sus buenas cualidades personales ya descritas, unidas a una conducta cargada de moralidad, cortesía y decencia, tenía despistados a gran parte de los ingleses con los que se codeaba, pero tenia cautivados a los conservadores, que disfrutaban enormemente de la grata compañia y conversación de una mujer americana encantadora y fascinante a la vez que, pudorosa y recatada.

Tan buenas cualidades unidas a tan buena acogida masculina no pudieron por menos que generar una profunda "envidieja" entre las clásicas y atemporales arpias, esas pérfidas insidiosas que comenzaron su misión en las cavernas y la acabaran en el apocalipsis. Si, todos conocemos alguna.

En cierta ocasión en que, en una fiesta, Nancy departía animadamente en un corrillo de encantados y admiradores caballeros, una de estas damas inglesas, corroida por la situación, se acercó a ella y taimadamente le inquirió: - ¿Acaso ha venido usted a llevarse a nuestros esposos?

Su apropiada respuesta fue: - Querida señora, no imaginaria usted la cantidad de problemas que he sufrido para conseguir librarme del mío...

...haciendo las delicias del resto de los que allí se hallaban reunidos, y dejando patente su talento y gracejo, de los cuales haría gala durante muchos años después, porque convertida en Nancy Astor (Vizcondesa Astor por su posterior matrimonio con Waldorf Astor años después) llegaría a ser la flamante pionera y gloriosa primera mujer miembro de la Cámara de los Comunes británica.

PS. Ingenio y figura hasta la sepultura. Muchos años después, en su lecho de muerte, hallándose toda su familia reunida a su alrededor, abrió los ojos y preguntó: "¿Me estoy muriendo o es que es mi cumpleaños?"

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"La envídia es una declaración de inferioridad".
Napoleón

Dedicado a mis bellas e inteligentes lectoras y a los flamantes caballeros que las miran y admiran. Fdo.Casilda.

lunes, 23 de septiembre de 2013

EL NEGOCIO DEL SIGLO Y CUARTO


Extrema dicotomía: ¿morir joven o vivir para siempre?


Algunos han seguido la senda del vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver, cita que, aunque hubiera parecido muy adecuado, no salió de la boca de James Dean ni de Kurt Cobain ni de Amy Winehouse, ni Janis Joplin, ni Jimi Hendrix, ni Jim Morrison, Cecilia,  sino del actor John Derek en la película Llamad a cualquier puerta.
Otros, por contra, se suben al carro de la Turritopsis nutricula, medusa que revirtiendo su ciclo vital de nuevo hasta el pólipo que inicialmente fue, consigue convertirse en biológicamente inmortal.

¿Han elegido ya? Pues inútil elección, como opinar sobre el sexo de los ángeles, porque éste no es negocio que esté en nuestras manos contratar. Ni suscribiéndolo ante notario...

Arles, Côte d'Azur (France), 1965. El notario público francés André Francois Raffray, de 47 años entonces, además de ejercer su lucrativa profesión de fedatario gustaba de realizar negocios jugosos pero de "bajo riesgo" con los que iba engrosando notoriamente su patrimonio.

Ese año, conoció a la nonagenaria viuda Jeanne Calment,  la cual era propietaria de un céntrico piso en la próspera ciudad de Arlés y carecía de descendencia. Por ello, avispado, le propuso a la dama el siguiente negocio: él abonaría a la viuda una renta mensual de 2.500 francos hasta el día del fallecimiento de ella, a cambio de la propiedad y futura posesión de la vivienda, en lo que calificaban como una hipoteca inversa.

La señora accedió a la realización del negocio, lo cual satisfizo enormemente al notario Raffray que vió en ello el negocio del siglo, dada la alta probabilidad de que la anciana, de novena años entonces, falleciera en un periodo relativamente breve, a lo sumo 10 años, por lo que podría hacerse con la propiedad de un magnifico y señorial inmueble por menos de 300.000 francos (unos 43.000 euros).

Pero...como ya se sabe, el hombre propone y Dios dispone. Pasaron 30 años y el notario, que ya había alcanzado la respetable edad de  77 años y seguía pagando religiosamente la renta mensual a la provecta ancianita, que con 120 años vivita y coleando seguia, murió dejando la deuda a su propia viuda, la cual hubo de pagar la renta durante dos años más, momento en el que finalmente la vetusta Jeanne Calment pasó a mejor vida a la añeja edad de 122 años.

La fortuna o infortunio había querido que madame Calment llegara a ser la mujer más longeva del mundo de la que se tenga registro fiable.

Conclusión: el negocio fue el negocio del siglo y cuarto. El matrimonio Raffray nunca llegó a disfrutar del piso y pagaron por él mucho más de lo que les hubiera costado un palacete en la zona.

Como curiosidad valga confrontar datos como los siguientes:

Dos días antes de nacer Jeanne Calment, -el mismo año que nació Rodolfo Valentino (1875)-, los hermanos Lumière, en París, realizaron la primera exhibición de una recién inventada película cinematográfica y, como contrapunto. el año de su fallecimiento (1997) fueron estrenados éxitos como Full Monty, La Vida es Bella y Titánic.
Jeanne Calment falleció pocos días antes de que lo hiciera Lady Diana y, como contraste, 122 años antes había venido al mundo solo diez días después de que Oscar Wilde hubiera estrenado la obra teatral La importancia de llamarse Ernesto,

En su dilatado periplo vital, Jeanne Calment vivió infinidad de acontecimientos. En su primera década de vida asistió al funeral de Víctor Hugo. Con catorce años conoció al mismísimo Vincent Van Gogh, pues éste acostubraba a comprar sus lápices de colores en la boutique del padre de Jeanne. Ésta no encontraba demasiado glamuroso al artista, más bien al contrario, pues en cierta ocasión declaró refiriéndose al pintor "era un tipo sucio, desagradable y mal vestido".

Jeanne Calment se ha convertido en la actriz más veterana de la historia del cine pues, con 114 años, se interpretó a si misma en el largometraje de Michael Rubbo sobre el pintor holandés Vincent and me.

Gran fumadora, sólo dejo el hábito después de cumplir los 117 años, afectada por cataratas y ante el temor de no atinar con el cigarro en la boca y sufrir una quemadura.
¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"¿De que otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad"
 Jorge Luis Borges
"No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo"
Woody Allen

 

lunes, 16 de septiembre de 2013

CHOLLISTAS O FIGURONES....

Y UNA CALESA A LA PLANCHA.


Lo mire por donde lo mire el mundo está CASI siempre dividido en dos flancos: Norte o Sur, Beatles o Rolling Stones, el gordo o el flaco, McDonald's o Burger King, Cola-Cao o Nesquik,  Reyes Magos o Papa Noel, cabeza de ratón o cola de león.

Se es de uno u  otro bando y, por tibio, blandito o conciliador que uno sea,  al final debe acabar tomando partido, pues ambas orillas son, mas veces de las deseables, irreconciliables.

Del gran grupo  de categorías  de enemigos y complementarios, hay una  que, bien vista, puede suscitar especial curiosidad: ¿Chollista o figurón?

¿Se mata usted por demostrar a los amigos que es el genio conseguidor de chollos, gangas, bibocas y remates finales?. ¿Es usted de los que un buen día aparece con un Lamborghini Diablo full equip y, cuando los amigos se han desmayado de la impresión, va y usted los remata confesándoles que le ha costado sólo 15.000 euros porque era de la abuela de su compañero de trabajo que lo compró en un arranque consumista y luego le daba miedo conducirlo?

¿O, por el contrario, es usted de los que muere por demostrar al resto de mortales que usted sólo compra lo caro, siempre paga el máximo por cada articulo que adquiere,  hasta el punto de llegar a esperar a que sea Domingo o fiesta de guardar para acudir a comprar el papel higiénico a un supermercado 24 horas, a fin de poder pagar un precio más aristocrático por tan plebeyo articulo?

Para los miembros de esta última categoría, su perro viste de Prada (si, como el diablo),sus libros son siempre de tapa dura, nunca compran Hacendado y, cuando van a los restaurantes, les ocurre lo mismo que a Víctor Hugo, .....

Schaffhausem (Norte de Suiza). Siglo XIX. El escritor Víctor Hugo, maestro del Romanticismo, máximo exponente de este movimiento en Francia, hombre de fuerte carácter y algo agrio debido, al parecer, a las infidelidades de su esposa y a algunas desgracias familiares, gustaba de relajarse realizando viajes por agrestes parajes naturales, apreciando especialmente los periplos pirenaicos.
En cierta ocasión realizó un viaje para visitar el mayor salto de agua de Europa Central: las cataratas del Rhin, paraje de belleza impresionante y muy retratado en el siglo XIX por el pintor William Turner.

Maestro de la lengua francesa, Víctor Hugo no poseía, en cambio, el don de lenguas y no hablaba una sola palabra del idioma local: el alemán. Encontrándose hambriento entró en un típico restaurante del lugar y, tras echar un vistazo a la carta y no entender lo que en ella se contenía,  resolvió pedir el punto más caro del menú, "Kalaische nach Rheinfall",  asumiendo que sería el manjar más exquisito y delicioso del establecimiento por su muy elevado precio.
El camarero suizo, ante el gran asombro de Víctor Hugo, le hizo levantar y, sin más preámbulo, lo condujo hasta una carroza que había aparcada en la puerta del restaurante, indicándole que subiera y tomara asiento, hecho lo cual, la carroza arrancó camino adelante.

Víctor Hugo, atónito y con un hambre de lobo, asistió a un precioso paseo sin entender que diantre ocurría, hasta que alguien, esta vez bilingüe, le aclaró con hilaridad que el "Kalaische nach Rheinfall", no era otra cosa que un pintoresco "paseo en calesa hasta las Rheinfall" (catarata del Rhin) que el restaurante ofrecía y anunciaba en la carta del restaurante como atracción turística.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Una palabra rara es, en una página, como un adoquín levantado en una calle".
Wenceslao Fernández Flórez

"Para hacerse una posición en el mundo, es preciso hacer todo lo posible para hacer creer que ya se tiene"
François de la Rochefoucauld

El lujo está muy bien, siempre y cuando sea desenfrenado"
 Alberto Arbasino

lunes, 9 de septiembre de 2013

UN HIMNO DE ORIGEN ANO MALO    


Cosas veredes que non crederes, ¿Serán Oscar Mayer y Ronald McDonald vegetarianos? ¿Será Margaret Astor alérgica a los cosméticos? ¿Tendrá el señor IKEA su casa decorada estilo rococó?¿Usará de verdad el herrero en su casa cuchillos de madera?

Pues ciertamente, éstos serían insólitos contrasentidos que no estoy en disposición de confirmarles. Pero sí algunos otros, que causarían sorpresa al más escéptico.

Escepticismo provocaría a más de un presumido saber que el adjetivo esnob que algunos pasean con orgullo como sinónimo de distinción tiene unos orígenes más plebeyos que Princesa por sorpresa, porque el origen real, aunque poco regio, del termino se remonta al siglo XVII cuando la Universidad de Cambridge comenzó a admitir, becados, estudiantes de origen humilde y, para poder hacer la distinción del resto de alumnos, en la matrícula de estos menesterosos se anotaba el termino "sine nobilitas" (del latín, sin nobleza) abreviándolo como SNob.

Escepticismo provocaría a esnobs de la nobleza francesa del siglo XVIII conocer  el infausto destino que aguardaría en el siglo XX al, para ellos, distinguido vocablo  bidet, que en su época designaba a una refinada y selecta mascota, un pequeño caballito o pony, ampliando su acepción tiempo después, debido a la postura adoptada en su uso, al nuevo y revolucionario invento solo poseído en los hogares mas elegantes y que acabaría, en nuestros días, siendo sinónimo de un artefacto hoy por hoy vulgar y un tanto ordinario.

Y escepticismo originaría a algún inglés esnob descubrir el escatológico origen de ese estandarte musical, ese himno hecho blasón, orgullo de la corona británica, tan suyo :  Dios Salve A la Reina...

Francia, últimos años del siglo XVIII. Fulgurante y absoluto reinaba Luis XIV: el rey Sol. Su reinado se extendía por vastos territorios de Europa y, aparentemente, todo en su vida era de oro bruñido. ¿Todo? ¡No! La alegría de Luís zozobraba: sufría serios problemas para "descomer", debido a un padecimiento crónico y severo de estiptiquez que le había ocasionado la aparición de una lacerante fístula anal por lo que esos momentos de "retiro" (en francés, retraite; léase 'retrete') no eran, precisamente, espirituales sino, más bien, materialmente una tortura.
Aún no inventados el "Evacuol" ni los supositorios de glicerina, los remedios de la época nada conseguían contra tan pernicioso estreñimiento crónico.
El galeno personal del Rey, Charles Félix De Tassy, decidió buscar un remedio quirúrgico. Siendo una solución inédita hasta entonces, Tassy utilizó como cobayas varias posaderas plebeyas antes de decidirse a operar en el mismísimo trasero real.
La intervención fué una gran victoria del médico sobre la fístula, que perdió por goleada (aún hoy se conserva en un museo de historia de la medicina el bisturí con que se llevó a cabo la operación). La proctología se puso de moda y llegó a resultar de "buen gusto" padecer una dolencia del género.

Tan grande alegría del rey había de ser cantada a los cuatro vientos con una solemne pieza musical, que fué encargada al prestigioso compositor Jean-Baptiste Lully, quien tradujo en letra y música el júbilo del pueblo por la CASI milagrosa curación del pompis de su monarca.
Tan fastuosa música conmemorativa de tan fastuosa ocasión había de tener un fastuoso título y a Lully no se le ocurrió uno más pomposo que "Grand Dieu Sauve Le Roi" (el gran Dios salve al rey).

Gran Bretaña, 1714. Unos años después, en la otra orilla del Canal de la Mancha, Jorge de Hannover ascendía al trono de Inglaterra con el nombre de Jorge I y su músico de cámara, Haendel, quiso rendirle homenaje por tan fausto evento con una pieza musical a la altura.
No hallando a Euterpe (musa griega de la música), o encontrándose holgazán, quién sabe, decidió  "tirar" de "grandes éxitos vintage" y, con algún pequeño retoque, les coló el viejo "Grand Dieu Sauve Le Roi" como un gran  novedoso "God Save the King" (en el futuro God Save the Queen cuando la soberana reinante es dama).

Con mas suerte que alguna periodista de éxito matutino el plagio no fue descubierto y la pieza tuvo tanta aceptación y éxito que se convirtió en himno del imperio británico, ignorante de que su flamante buque insignia en el ámbito musical había nacido realmente de una triste fístula de un real ojete francés.
¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"En el origen de todas las fortunas hay cosas que hacen temblar".
 Louis Bourdaloue 

"Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin".
Friedrich Wilhelm Nietzsche
"Si las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes, lo mismo ocurre con los placeres correspondientes. Hay placeres que derivan de actividades nobles, y otros de vergonzoso origen"
Sigmund Freud


lunes, 2 de septiembre de 2013

LARGA-CORTA ESTADÍA

(UNA LARGA VISITA CORTA)


¿Cuanto dura un minuto? Pues unas veces un brevísimo instante y otras veces una eternidad que puede marcar la diferencia entre el triunfo y la derrota, entre la dicha y la desdicha, entre ser o no ser, entre la vida y la muerte...
No hace falta llamarse Albert para intuir que todo en esta vida es relativo ni apellidarse Einstain para vislumbrar que las cosas no se consideran de una manera absoluta sino dependiendo de una serie de factores, elementos o circunstancias.

Reloj en mano, un minuto son exactamente sesenta segundos, pero...

¿Qué las circunstancias son buenas? Le gustaría que el minuto fuera de plastelina que pudiera estirar y estirar para alargar hasta el infinito su particular vivencia deleitosa.

¿Qué las circunstacias son malas? El minuto se hace eterno y querria tener una bicicleta mágica para pedalear con fuerza y llegar así al final de esa coyuntura tormentosa que le está martirizando.

Y si un minuto de tormento nos parecía mucho,  ¿qué decir de ocho semanas?...

Condado de Kent. (Inglaterra) 1857. Charles John Huffman Dickens tras haber ejercido de pegador de etiquetas en botes de betún para el calzado, de pasante en un bufete de procuradores, de reportero en Doctor's Commons, de cronísta parlamentario en el True Sun, de aspirante a actor teatral, de periodista político y de editor en el diario Bentley's Miscellany, había conseguido por fin devenir el gran novelista y cuentista de la crítica social de la era victoriana, y era ya famoso tanto en Gran Bretaña como internacionalmente. Por aquella época vivia holgadamente en familia, con su mujer y la decena de hijos que ambos habían traido al mundo en Gads Hills Place, la bonita casa de campo situada en Higham (Kent) que los Dickens habían adquirido un año antes.

Diez años antes, Hans Christian Andersen, quien ya era un famosos cuentista en Europa traducido ya a varios idiomas (aunque él hubiera preferido ser cantante de opera o bailarin de danza), realizó su primera visita a tierras inglesas. Movido por la intensa admiración que sentía, el danés por el autor de David Copperfield ambos fueron presentados y de ahí nació una larga relación epistolar que se mantendría durante años.

Pero volvamos a 1857 Hans Christian Andersen,  remitió una misiva al Inglés en la que apelaba a su hospitalidad para alojarse en su casa por unos dias, necesarios para atender un negocio puntual en Londres, prometiendo, textualmente - no ser un gran estorbo -.

Pasados unos días la familia Dickens no estaba precisamente pletórica con la presencia de su húesped: era aburrido, muy aburrido, pasaba dias enteros sentado en el salón leyendo la prensa, y, a pesar de su silueta famélica, deboraba la comida como Pacman. Los hijos del escritor estaban saturados de la presencia del danés hasta el punto que Kate, hija de Dickens, le bautizó con el merecido sobrenombre de Bony Bone -aburrido saco de huesos.

Pero Andersen parecía satisfecho de su alojamiento sin el mas mínimo asomo de hacer las maletas

Los Dickens desconocian cuantos serían "unos días" para el danés, pero a ellos les estaban pareciendo unos años. Transcurridas cinco semanas, Dickens, sutilmente sugirió a su parásito invitado que su estancia se estaba prolongando en demasia. O extrema fue la sutileza de Dickens o grande la desfachatez de Andersen, pues este o no se enteró o no se dió por enterado, pues continuó enquistado, incrustado y encostrado en la vivienda familiar de sus anfitriones.

Por fin, dos meses después de la llegada de Andersen, Dickens se dirigió al espejo de la habitacón de su invitado y allí mismo escribió con grandes letras: "Hans Christian Andersen pasó aquí ocho semanas, pero a sus propietarios les pareció una eternidad", mensaje este, claro e inequívoco.

En cuanto el autor del Patito Feo entró en su cuarto y lo leyó confesó a Dickens que a él la estancia no le había parecido excesiva, muy al contrario, dado que el motivo mercantil del viaje era sólo una excusa ficticia para conseguir un lugar "confortable y económico" donde vivir, pues se encontraba en bancarrota por lo que Dickens consintió a Andersen permanecer dos semanas más en su residencia, tras lo cual, Andersen dió por terminada su corta-larga estancia en la residencia de los Dickens. 
¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Cuando cortejas a una bella muchacha, una hora parece un segundo. Pero te sientas sobre carbón al rojo vivo, un segundo parecerá una hora. Eso es relatividad".
Albert Einstein
"Siempre hay un tiempo para marchar aunque no haya sitio a donde ir". 
Tennessee Williams